La otra pandemia

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Publicado en Opinión

La otra pandemia

Domingo, 03 Mayo 2020 00:08 Escrito por 
La otra pandemia Espacio de Libertad

Cómo nos ha cambiado la vida! Ayer en las calles y hoy en las casas. Pasamos de la protesta callejera, a la protesta doméstica. Ayer exigíamos a los hombres, a las instituciones y a los gobiernos, hoy exigimos, además, a nuestros compañeros, novios, esposos o hijos, respeto a nuestro espacio, a nuestro trabajo y a nuestro tiempo.

El tiempo de las mujeres, individual y colectivo continúa atravesando dificultades. Antes de COVID-19 la violencia doméstica ya era una de las violencias de los derechos humanos más flagrantes. En los últimos 12 meses, ONU Mujeres registra que 243 millones de mujeres y niñas, de edades entre los 15 y 49 años, de todo el mundo, reportaron violencia sexual o física por parte de un compañero sentimental; ahora, en medio del COVID-19, cuando casi la mitad de la población en el mundo, alrededor de 4 mil millones de personas, se encuentra en situación de confinamiento, el refugio en casa acentúa el peligro mortal de “la otra pandemia”, la violencia contra las mujeres.

“La otra pandemia” crece en la sombra. El confinamiento de más de la mitad de la población, en los hogares, aviva la tensión y el estrés generados por preocupaciones relacionadas con la seguridad, la salud y el dinero, creando la situación perfecta para ejercer un comportamiento controlador y violento en el hogar. Violencia que será denunciada por menos del 40% de las mujeres que la sufren debido a varias razones: miedo a sus agresores, por carecer de acceso a teléfonos o líneas de atención, por la deficiencia de servicios públicos de atención, o por desconfianza en la policía, la justicia o los servicios sociales, señala Phumzile Mlambo, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres, lo que fortalece la impunidad de los agresores, debilita a las víctimas y perpetúa la violencia.

A pesar de que en México no hay consistencia ni certidumbre sobre las cifras de violencia contra las mujeres por múltiples razones -las diferentes fuentes oficiales cuantifican diferentes cosas; no todos los estados tienen el tipo penal de feminicidio definido en sus códigos; no todas las autoridades inician todas las carpetas de investigación como feminicidio y no todas las que lo hacen logran acreditarlo adecuadamente-, existen algunos datos oficiales que permiten dimensionar que el problema va en aumento al amparo del confinamiento y la impunidad.

Con base en el registro de llamadas al 911, el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México reportó que durante la emergencia sanitaria, la violencia intrafamiliar se incrementó en un 120%, de la cual, el 66% es violencia física y el 22% violencia piscoemocional; que 9 de cada 10 personas violentadas, son mujeres; que de éstas, el 40% indica que ya ha sido objeto de violencia de tiempo atrás; que el 50% de ellas sufre violencia a diario y que la franja horaria dentro de la cual se dispara la incidencia comprende de las 18:00 horas a las 04:00 de la madrugada y los días de mayor incidencia son los viernes y sábados.

Comparando las cifras de enero de 2019 con enero de 2020, todos los delitos contra las mujeres se incrementaron: el abuso sexual, 13%; el acoso sexual, 59%; el hostigamiento sexual, 91%; la violación simple, 6.7%, la violación equiparada, 10%; la violencia intrafamiliar, 18%; y la corrupción de menores, 33% (SESNSP). Sobre la manifestación extrema de violencia de género, que es el feminicidio, para enero y febrero de 2020 el SESNSP reportó 627 feminicidios, lo que promedia la escandalosa cifra de 10 asesinatos de mujeres cada día, en donde 1 de cada 10 es una niña o adolescente menor de 17 años, según la Red por los Derechos de la Infancia México (REDIM).

En este escenario, las mujeres pasamos de “dormir con el enemigo”, a “convivir con el enemigo” prácticamente las 24 horas del día, porque la pandemia del COVID19 no ha cambiado los patrones de la violencia feminicida, al contrario, los ha exacerbado. Porque “La otra pandemia” no es otra enfermedad; no es una patología fisiológica, es la expresión de la violencia machista que se sigue perpetuando bajo la cultura patriarcal y frente a la cual, las mujeres no podemos ni debemos bajar la guardia.

La erradicación de la violencia feminicida requiere una acción política y social articulada; empecemos por la parte social que nos toca. En la medida de nuestras posibilidades, podríamos “adoptar a una mujer víctima de violencia” para apoyarla económica, moral o emocionalmente.

La desnaturalización de la violencia de género empieza por la toma de conciencia de nosotras mismas. Por nuestro pleno derecho a una vida libre de violencia.


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Irma Cruz

Espacio de libertad