La vulnerabilidad social y familiar

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La vulnerabilidad social y familiar

Miércoles, 19 Agosto 2020 00:08 Escrito por 
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Hemos comentado, en columnas anteriores, que la seguridad no es cuestión de policías y patrullas, la acción de los tres niveles de gobierno es vital en este sensible tema, pero de gran importancia es también la participación ciudadana.

Las acciones en las que podemos participar para procurar la paz y la tranquilidad social son diversas y solo mencionaré algunas como ejemplo: la educación de los niños y adolescentes en el respeto a los bienes ajenos y a las demás personas, así como en los valores fundamentales para mantener el equilibrio social.

Otra acción que nos permite apoyar en el control social al Estado es la denuncia ciudadana, entendiendo ésta no solo como la acusación ante el ministerio público, cuando se ha cometido un ilícito y se es testigo o víctima del mismo. La denuncia ciudadana más importante se da cuando cada uno de nosotros, tomando esa responsabilidad cívica que nos corresponde, alertamos a la autoridad sobre acciones o situaciones que observamos y se encuentran fuera de la normalidad, dichas acciones pueden terminar en actos fuera de la ley. Si avisamos a tiempo seguramente estos probables delitos pueden evitarse.

Y dentro de estas actividades preventivas, no podemos olvidar aquella que debemos procurar para crear un ambiente de seguridad en nuestro entorno social y familiar. No me cansaré, estimados lectores, de recomendar medidas para evitar ser objetos de delitos, y que en realidad son tan sencillas y prácticas que se pueden aplicar sin problema en la vida diaria. No se trata de descubrir el hilo negro y estas acciones nos la repite la autoridad todos los días, pero desafortunadamente no las escuchamos hasta que somos blanco fácil de los delincuentes.

Si yo dejo objetos de valor en un vehículo, estacionado en la vía pública, seguramente seré víctima de un cristalazo y robo de dichos objetos. Si cuando llego a mi domicilio no observo el entorno y me bajo sin cuidado a abrir las puertas del garage, seguramente puedo ser víctima de robo a casa habitación; si camino por la calle hablando por teléfono y sin cuidado, también puedo objeto de robo a transeúnte y así podríamos dar muchos ejemplos de acciones con falta de cuidado que darán al delincuente la oportunidad de cumplir su cometido.

Estas reflexiones vienen a mi mente, recordando muchas pláticas con los expertos en resolver toda clase de delitos y, sobre todo, por los recientes acontecimientos que se suscitaron en nuestra capital y zona conurbada y que causan luto a dos familias conocidas, pero, sobre todo, indignación social por la forma de su comisión y el resultado. Dos hechos en los que se privaron de la vida a adultos mayores de manera violenta y, desafortunadamente, en los dos, los principales sospechosos son ex trabajadores de las víctimas y su familias, recordando esas pláticas y cursos, mencionados anteriormente, en los robos bien organizados así como en la mayoría de los secuestros siempre hay alguien cercano a la familia que da la información para su organización y realización, trabajadores en activo, ex empleados, amigos cercanos y hasta familiares son quienes obtienen y proporcionan los detalles para que se cometan los ilícitos, por lo que también los expertos siempre nos recomendarán mantener nuestra información financiera y económica fuera del alcance de cualquier persona ajena al núcleo familiar de mayor confianza.

Desafortunadamente, este tipo de medidas preventivas, pocos las utilizamos y nos gusta hacer alarde de nuestra economía y bienes personales y familiares. No estamos en tiempos de presumir.

Por cierto: nuevos casos de venganza social se dan, sobre todo en el valle de México, en el robo a transporte, ciudadanos arriesgándose a detener y sancionar a golpes a los delincuentes, es necesaria la acción gubernamental para acabar con estas acciones, resolviendo los hechos delictuoso y castigando a los asaltantes.


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José Vera Monroy

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