Salvador Cienfuegos, General de División en retiro y Ex Secretario de la Defensa Nacional, fue sorprendido el 15 de octubre pasado en compañía de su familia al arribar al aeropuerto de Los Ángeles en Estados Unidos con una orden de captura; los cargos: lavado de dinero y narcotráfico. Acusaciones muy serias para un elemento distinguido de las fuerzas armadas de México.
La reacción a tan inesperada detención fue de sorpresa en todos los sectores de la sociedad, el gobierno mexicano no atinó a generar una postura ecuánime acorde al acontecimiento, y esto es debido a que el presidente López Obrador se encuentra encaramelado con sus apariciones mañaneras; no hay tiempo de pensar, de organizar, de disponer una postura oficial, materialmente todo se toma a la carrera y sobre la marcha.
La primera impresión que dejó el mandatario es que el acontecimiento le había caído igual que la pandemia del COVID-19, como anillo al dedo, insisto, sus reacciones, sus comentarios, sus declaraciones sin ser consensuadas y menos, decididas en privado, hacen que López Obrador se vea como un presidente de reacciones, porque ésta fue que el
General representaba a ese obscuro pasado de corrupción. y que era consecuencia de ello.
Desde luego que el tabasqueño como en tantas otras ocasiones, no midió sus palabras, no podría, por el escaso tiempo que se da él mismo, y después lo supo muy a su pesar; lanzarse en contra de un miembro distinguido del ejército mexicano le provocó serias confrontaciones con esa institución.
Nadie puede saber qué le dijeron o le reclamaron, pero lo que sí se puede constatar, de acuerdo a la reacción de López, es que reculó y adoptó una postura más acorde a la de un jefe de Estado al manifestar su desaprobación de las formas del gobierno de los Estados Unidos.
Pero entonces naturalmente surgen preguntas como ¿cuál es el acuerdo que el presidente mexicano tenía con su amigo Donald Trump respecto de estos temas tan delicados como el de García Luna y el del propio General?.
Son muchos los analistas y especialistas que han abordado el escandaloso tema del General Cienfuegos, y cada quien hace sus conjeturas. Lo que no se puede suponer, es la postura oficial del gobierno de México.
Según ha trascendido, que aparentemente el gobierno de México advirtió al de Estados Unidos con expulsar a agentes de la DEA del territorio nacional. No obstante, aún las acusaciones en contra del Ex Secretario y de García Luna, los hombres fuertes de la seguridad nacional en el Gobierno del Expresidente Enrique Peña Nieto, dejan muchas dudas porque no se exhiben pruebas contundentes sobre su responsabilidad de los hechos que se les imputa.
A propósito de García Luna, hay que recordar que su detención se dio casualmente cuando López Obrador viajó a la Casa Blanca sin una agenda acorde a los intereses de ambos países, sino a los intereses personales de uno y de otro, aunque nadie puede conocer los alcances que en privado se pudieran haber obtenido, pero puede ser que tal vez esa sea la razón de que a la fecha nuestro país es uno de los que se resiste a felicitar a Joe Biden, virtual triunfador de las elecciones de aquél país. ¿A qué se comprometió López con el güero como para serle fiel hasta el final?
Con esta postura, México queda mal parado ante el cambio de estafeta en los Estados Unidos, ¿asumirá el costo la administración lopezobradorista? No se sabe, lo que si se sabe es que los mexicanos, en especial los empresarios que sostienen relaciones comerciales con los vecinos del norte tendrán días grises.
El General Cienfuegos repentinamente ha sido liberado por el gobierno del Tío Sam del procedimiento que se seguía en su contra, ahora, fue enviado a México para que se le investigue por los cargos que pueda tener en nuestro país, pero, a menos que encuentren la forma en la FGR de hacer las cosas al vapor, de otra manera se ve difícil que suceda, pues el mandatario aseguró que no había investigación alguna en contra de Cienfuegos; ¿entonces?
Con el caso de Cienfuegos se lanzan muchas preguntas, con claras dificultades para encontrar respuestas, a final de cuentas resultará inocente de todo pecado. No se debería hablar antes de tiempo, esas mañaneras en otras condiciones y con otra oposición, le resultarían muy complicadas en términos legales a López Obrador; sus declaraciones envalentonadas respecto de temas tan sensibles como la liberación de Ovidio Guzmán, entre muchas otras, lo tendrían al borde de serias acusaciones legales.
Y mientras que por un lado personas como Rosario Robles quien se encuentra presa por no cooperar, pues ya se vio el trato que se les da a los que si lo hacen, como el hoy inocente Emilio Lozoya, quien por cierto poco a poco se ha ido diluyendo de la narrativa cuando en su momento parecía el artista principal. Y por otro lado la justicia selectiva; que no debería serlo, no se puede aceptar en un país que se dice democrático que ésta sólo alcance a unos, y a otros los exonera, como Irma Eréndira Sandoval, Ackerman, Bartlett, etcétera, que son prueba de ello.
Cuando el expresidente Vicente Fox en el 2005 tuvo la posibilidad de enviar a la cárcel al entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, se dio cuenta que el tabasqueño estaba dispuesto a enfrentarla de ser necesario, y que entonces, seguramente sería considerado por la sociedad como un auténtico mártir, Fox echó reversa.
Se podrá decir lo que sea de López Obrador, pero nadie puede negar que siempre fue frontal, sin miedo al éxito, es lo que lo ha hecho diferente a muchos, como aquellos que hoy se encuentran sometidos porque siempre tendrán algo qué ocultar y no están dispuestos en acercarse a esa posibilidad.
“Por encima de la ley, está el pueblo”, declaró en octubre pasado el presidente López Obrador, y con tal declaración debe quedar claro qué es y qué representa la justicia para el presidente de México.
