Articulista invitado... El Ogro Seductor: Érase una vez en México... un intratable Ogro que se convirtió en un monstruo amable

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Articulista invitado... El Ogro Seductor: Érase una vez en México... un intratable Ogro que se convirtió en un monstruo amable

Lunes, 25 Diciembre 2017 00:10 Escrito por 

Por todo el mundo se afirma cada vez más hoy en política una nueva modalidad en que los gobernantes no tienen más ideología que la del espectáculo.

En México, como en cualquier país, el Estado siempre ha recurrido al espectáculo para gobernar, aunque -como los demás- también ha utilizado la fuerza legítima o la violencia represiva cuando ha considerado necesario hacerlo para imponerse. Ese Ogro Bárbaro llegó a su extremo en 1968 con Díaz Ordaz pero continuó con la represión del 10 de junio de 1971 al inicio del sexenio del Presidente Echeverría.

Al año siguiente, el gobierno de Echeverría empezó a instrumentar un irresponsable populismo económico basado en la desmedida emisión de dinero (que causó inflación)y en el fuerte endeudamiento con el exterior que se le facilitaba tras el embargo petrolero árabe en 1973 que estimuló el regreso de México a exportar su crudo y obtener divisas que malgastó en importaciones y en sostener el tipo de cambio fijo, pese a la fuga de capitales que empezó a provocar la creciente inflación. Finalmente, todo ello llevó a la fuerte devaluación del peso.

Tras el periodo bárbaro-populista del echeverrismo, al Estado mexicano Octavio Paz lo calificó eufemísticamente de El Ogro Filantrópico en un ensayo de agosto de 1978 que luego convirtió, con otras reflexiones, en su famoso libro del mismo nombre publicado en 1979. Ahí lo defendía por su “filantropía” aunque lo criticaba por su falta de democracia y seguía recordando los excesos de 1968 y su secuela echeverrista que reprimió bárbaramente manifestaciones de algunos al inicio de su mandato y sedujo a otros, incluso destacados escritores como Carlos Fuentes, quien se conformó con una Embajada en España, al revés de Octavio Paz que había renunciado dignamente a la suya en India tras la matanza del 68.

Luego del renovado populismo lopezportillista, gracias al breve auge petrolero, la combinación de excesiva deuda externa con la caída de los precios del petróleo de exportación llevó a una enorme crisis financiera y económica que llegó al extremo de estatizar la banca privada.

Después de la crisis económica de los años ochenta del siglo pasado ese ogro fue perdiendo lo filantrópico y ya para 1989 el destacado pensador panista Carlos Castilla Peraza le colocaba al Estado mexicano la etiqueta de El Ogro Antropófago en uno de sus ensayos.

En cambio, en 1990 era ya evidente el acercamiento de Paz con los poderes (el Gobierno y Televisa) por el rechazo que hizo Paz del calificativo de Dictadura Perfecta que el escritor Mario Vargas Llosa le endilgaba al PRI-Gobierno. Eso sucedió durante el Encuentro que organizaron la revista Vuelta (de Paz) y Televisa, de Azcárraga, que entonces reconocía ser abiertamente “Soldado del PRI”.
Sin embargo, en los noventa el PRI y el PAN ya se habían acercado en lo económico, bajo el manto del llamado Neoliberalismo a que obligó la gran crisis del país después de 1982 influido por el viraje a la Derecha con el neoconservadurismo de la Thatcher en Inglaterra y Reagan en Estados Unidos.

Después de la caída de la Unión Soviética en 1989, el gobierno de Salinas con mayor razón continuó con la misma política económica privatizadora, incluso regresó la banca al sector privado, aunque sin ceder mucho en cuestión de política, ni siquiera al concertador PAN bajo el periodo en que estuvo al mando del partido Luis H. Álvarez.

En 1993 tomó las riendas del Partido Acción Nacional el combativo Castillo Peraza que estaba mucho más decidido a luchar contra el Ogro Antropófago, luego de que el país volvió a entrar en crisis al final del sexenio de Salinas y principios del mandato de Zedillo.

En 1997 Castillo Peraza lanzó su candidatura para Jefe de Gobierno del Distrito Federal, pero no logró atraer el voto capitalino quedando en tercer lugar en las preferencias electorales, que favorecieron a Cuauhtémoc Cárdenas. Al terminar este proceso y después de la muerte de Octavio Paz en 1998, Castillo Peraza se alejó oficialmente de la política y renunció a su militancia activa en el PAN dedicándose a actividades académicas hasta su fallecimiento en el año 2000.

Con ellos, Paz y Castillo, se iba toda una época de la política mexicana pero no desaparecían completamente ni el Ogro filantrópico, que Paz había identificado plenamente con el PRI-Gobierno. Ni dejaba de existir el Ogro Antropófago que, según denunciaba Castillo, ni con las concertaciones de Álvarez ni con su abierta lucha electoral lograban que el Ogro se volviera demócrata. Es más, el Ogro se volvía cada vez más salvajemente neoliberal en su actuar económico.

Sin embargo, un nuevo reto se planteó entonces al sistema con el triunfo de Cárdenas en el DF, que le había abierto una grieta a la fortaleza del Ogro Salvaje neoliberal (atinada conceptualización del periodista Jesús Delgado Guerrero sobre el Estado mexicano después de la crisis económica de 1982), lo que volvía posible y previsible la postulación de Cárdenas como candidato a la Presidencia para el 2000 por tercera vez, luego de los fracasos de las anómalas contiendas electorales de 1988 y 1994.

Y por el lado del PAN surgió como respuesta al reto neocardenista el neopanismo empresarial, encabezado por Vicente Fox que - mediante la seducción mercadotécnica y mediática- logró sacar al derrotado Ogro Priísta de Los Pinos.

Pero el nuevo Ogro Seductor mantuvo las viejas prácticas filantrópicas y antropófagas de sus antecesores y de hecho agudizó la política económica salvaje que venía perfilándose desde los ochenta con el viraje hacia el neoliberalismo y, por añadidura, reanudó el fuerte endeudamiento público.

Poco seductor, luego vino Felipe Calderón a enfrentarse electoralmente contra la izquierda Lopezobradorista y “haiga sido como haiga sido” mantuvo la Presidencia por el camino neoliberal, ordenó la militarización del combate contra los narcotraficantes, sin mayores resultados, continuó el endeudamiento público interno y por sí fuera poco le agregó nuevamente deuda externa pública al país. Pese a lo cual ni Fox ni Calderón lograron un fuerte crecimiento económico.

Ante esta decepción de la alternancia y luego del periodo bárbaro, resurgió un nuevo Ogro Seductor dentro del PRI, encabezado por un joven político, con experiencia como gobernador de uno de los estados más grandes del país, que logró conjugar los esfuerzos electorales tradicionales del Partido con las nuevas técnicas mercadotécnicas y mediáticas que introdujo Fox en la política mexicana.

Mantuvo y profundizó la política económica neoliberal, con varias reformas, sostuvo la militarización de la guerra contra los narcotraficantes y aumentó enormemente el endeudamiento público interno y externo, pese a lo cual obtuvo, como sus antecesores, un mediocre crecimiento económico.

Viene ahora en 2018 otro momento de la disputa por la nación, en que deberán contrastarse los distintos proyectos para el país, si es que son diferentes, para que los ciudadanos podamos evaluarlos. Si no es así, recaeremos en una nueva versión del Ogro Seductor, que logra atraer por su más efectiva electoralmente versión del espectáculo y no por la mejor opción para el bien general del país.

No dejemos que el espectáculo de aparente amabilidad sea la única y monstruosa ideología que guíe a nuestra sociedad en el futuro.

(24DIC17)


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Javier Ortiz de Montellano

Articulista invitado