Se acerca inexorable el día en el que se habrá de elegir al nuevo gobernador del Estado de México; la excitación de la clase política crece por aparecer en la mejor posición y con los reflectores puestos para ser tomados en cuenta.
Sin embargo, en esta ocasión, la entidad mexiquense descubrirá un nuevo horizonte, porque los tiempos que corren ya no serán los mismos que fueron hasta la elección en la que resultó vencedor Alfredo del Mazo Maza. El 4 de junio de 2023 puede que sea el inicio de un cambio importante para el Estado, el acomodo del mapa político del país así lo determina.
Morena, que no termina de descubrirse como partido político, ha ido ganando espacios de elección popular, arrebatados a los que hoy se encuentran en la oposición; no tanto por haber presentado a mejores candidatos, probados, de carrera y con visión estadista; la fortuna les favoreció por el efecto López Obrador, nada más.
De esta forma, no puede apartarse la imagen del tabasqueño del hecho que sea el color marrón que mejor se ha posicionado en el tablero. Cargó en sus espaldas con todos los candidatos de Morena. Por consiguiente, es su imagen la que se coloca por delante de las posibles propuestas en los diferentes gobiernos y escaños locales y federales.
Obedientes sin objetar, los gobernadores y, materialmente todos los que han sido beneficiados, le ofrecen gratitud sin límite al mandatario, saben que su condición se la deben a él. Pero en el absurdo, se despojan de la representación que sea como sea que la hayan conseguido, al final se la deben a los ciudadanos, no al presidente; al menos eso en teoría debería ser.
Como fruto de la entrega total a su líder, crece la inconformidad ciudadana por la aprobación de leyes que rebasan la mínima posibilidad de revisión, perfección o desecho por ser incongruentes. Más incongruente acusa el miedo que sin cambiar una coma aprovechan su mayoría en el congreso. Y el actuar de los gobernadores.
Ahora bien, en el Estado de México las condiciones no se encuentran alejadas de ninguna manera de caer en la misma situación que el Congreso y los gobiernos morenistas, porque es la maestra Delfina Gómez la que aparece en varias encuestas como la que lleva la delantera, y no ha mostrado algún aporte personal como proyecto de gobierno para la entidad, porque no lo tiene, y al parecer, no le interesa; todo seguirá siendo controlando desde palacio nacional en caso de ser la vencedora.
Por eso, llama la atención cómo se mueven los demás actores políticos que cuentan con buenas posibilidades para hacerle frente a lo que se asemejó en su momento a un tsunami, pero ya no lo es, aun así como partido, los morenistas son colocados por encima de los demás institutos en la entidad mexiquense.
El ejercicio que le representa al partido en el poder, y en especial al mandatario, se verá como reflejo en las elecciones que se tienen proyectadas para este año, porque podrá descubrirse la forma en la que se harán valer las movilizaciones; en las que mucho tienen que ver los “siervos de la nación”.
La “Revocación de Mandato” que no tiene ningún interés para el presidente, tampoco para la ciudadanía, más que para saber hasta dónde le alcanza el aporte de las movilizaciones y de sus operadores, se podrá medir en el daño que pueda provocar tras el desánimo de la gente en contra del INE para terminar por conquistar a la institución electoral, pero eso depende más de los ciudadanos y su apoyo, que del propio tabasqueño.
El Estado de México reviste gran interés para el futuro de Morena, pero, sobre todo, para la esperanza de millones de mexicanos en la posibilidad de recuperar las libertades hoy en riesgo, es por eso que gran parte de los electores depositan su esperanza en la alianza PAN, PRI y PRD, porque los del Verde Ecologista aparentemente quieren ir solos, a menos que le lleguen a las condiciones que puedan exigir.
Por lo tanto, las figuras que resaltan por sus logros en los cargos que han tenido, valen para ser considerados, como Enrique Vargas del Villar, que ha estado muy activo, Ana Lilia Herrera Anzaldo, Alejandra del Moral, y otros cuadros que cuentan con trayectoria interesante. No puede haber espacio para la arrogancia o mezquindad, no les queda más que ponerse de acuerdo, porque es la fuerza en comunión lo que desea el ciudadano.
Los mexiquenses se aferran a su cultura, a su tradición, al reconocimiento de ser un espacio de oportunidades y de comercio, que la pandemia tundió por igual a todos los sectores, pero la importancia que reviste el Estado en el contexto nacional no se puede dejar de lado.
No existe opción, los partidos opositores tienen la obligación de elegir al mejor perfil, alejándose de preferencias y amiguismos, para dar lugar a lo práctico. En su momento, el ex presidente Peña Nieto lo demostró, cuando gobernador del Estado eligió a Eruviel Ávila como candidato, la historia dice que no se equivocó, en el mismo sentido, tiene que valorarse al próximo candidato o candidata.
La pregunta natural surge ¿tendrán la capacidad y madurez suficiente los involucrados en la coalición, como para poder entender que la historia espera por ese acuerdo?
El tiempo lo dirá, mientras tanto, no está de más exigir que la competencia sea limpia y que sean los ciudadanos que digan la última palabra; al tener en la boleta nombres que representen capacidad, conocimiento y habilidades para armar un buen equipo de trabajo, el momento pos pandémico así lo requiere.
