El discurso de odio

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Publicado en Opinión

El discurso de odio

Jueves, 28 Abril 2022 03:20 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

Hoy quiero referirme a la campaña que ha emprendido Morena, impulsada por Mario Delgado y Citlalli Hernández, cuya idea original surgió del presidente Andrés Manuel. Quiero hacer énfasis en que esta campaña es altamente peligrosa porque atenta contra la integridad de los legisladores. Además de ir en contra de la democracia también viola la Constitución.  No hay que olvidar los legisladores están protegidos por el fuero constitucional pues el artículo 61 de nuestra Carta Magna establece que “son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.”

Dice el dicho que del amor al odio hay solo un paso, ¿cómo fue que pasamos de la “república amorosa” a la república del odio hacia quienes piensan diferente? La política desde Platón y Aristóteles hasta Jürgen Habermas y sus teorías de la elección racional, es una actividad dominada por la razón: dialéctica, práctica, deliberativa, instrumental y pública.

Es común que en esta época, en esta era populista en la que prevalece la confrontación política, escuchemos mensajes ofensivos, denigrantes, perturbadores que se esconden en una supuesta libertad de expresión.  Si se ataca como traidor a la patria a quien piensa diferente, si la acción política está determinada por el afecto hacia algunos y el rechazo a los otros (“unos aman a México y los otros lo odian”), el resultado generará una afectividad tóxica para el total de quienes aquí vivimos. Expresiones de esa naturaleza han llevado a las naciones a confrontaciones y divisiones estériles que atentan contra la dignidad humana y contra la diversidad, entendida ésta como un valor de las sociedades modernas.

Si bien no existe una definición universalmente aceptada, para la organización Artículo 19 (organización independiente y apartidista que promueve la libertad de expresión), el discurso de odio es una expresión que transita de la discriminación a la violencia hacia una persona o grupo de personas por características que le identifican, como su origen étnico, orientación sexual, identidad u opinión política en el caso que nos ocupa.  El discurso de odio incita a lastimar la dignidad con posibilidad de atentar contra la integridad física de las personas, como ya ha pasado con algunos diputados por citar el ejemplo de María Josefina Gamboa. Lo peor es que las autoridades correspondientes, incluida la Comisión de Derechos Humanos, “han callado como momia”.

Artículo 19 recomienda, ante el discurso de odio, evaluar algunas de sus características no sólo porque sea provocador o hiriente sino por sus efectos negativos en la vida de las personas.  Estos elementos son: 1) el contexto, referido al clima social, económico o político en el que se emite; 2) el alcance, ¿a cuántas personas puede llegar? ¿cuál es la probabilidad de que derive en una agresión o un daño?, ¿quién lo dice?, ¿influye la posición del emisor para que lo escuchen e incite a agredir a una persona o grupo?; 3) intención, ¿tienen el propósito deliberado de causar daño físico o moral a las personas? y 4) contenido, ¿el mensaje incita a la acción violenta?  Esta organización también nos alerta sobre el enojo que provocan los discursos ofensivos que están amparados por un supuesto derecho a la igualdad, blindan a los gobiernos autoritarios escudándose en proteger a las/os ciudadanas/os, pero en el fondo despliegan represiones para silenciar a disidentes o grupos minoritarios.

Nuestro país necesita vacunarse contra estos discursos de odio emprendidos desde el gobierno. En la sociedad igualitaria a la que aspiramos no debe haber cabida para enfrentar física o verbalmente a quienes piensan diferente. Por el contrario, deben impulsarse acciones inclusivas. Escuchar al otro por la simple razón de que es igual a mí, porque la tolerancia es un valor de la democracia tanto como la pluralidad de pensamiento que se enriquece con el diálogo y no con la censura. El discurso de odio debilita el debate público que depende de la libertad de expresión. Muchos han sido los perseguidos en nuestra historia por su condición indígena, preferencia sexual o situación económica para que ahora se fomente el odio por situación de pensamiento político.

Como dice Jeremy Waldron en su obra The Harm in Hate Speech: “…el discurso de odio es un atentado contra la dignidad de los miembros de las colectividades difamadas, quienes se ven privados de su derecho a ser considerados como individuos aptos para la vida en sociedad”, esto desfigura a las sociedades, haciéndolas parecer un escenario hostil para que los miembros de la oposición puedan desarrollar su posición que les es propia, el proponer y pensar diferente no debe ser estigmatizado,

No repitamos el discurso de odio, no nos volvamos sus amplificadores. No repitamos ni los adjetivos ni los conceptos, no nos demos por aludidas/os a las agresiones y no intentemos defendernos con el mismo discurso de odio. 

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

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