La marea rosa pintó el zócalo

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Publicado en Opinión

La marea rosa pintó el zócalo

Miércoles, 01 Marzo 2023 00:16 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

La respuesta ciudadana a la convocatoria lanzada por organizaciones sociales para manifestarse en el zócalo de la Ciudad de México, mostró que el corazón de los mexicanos late con energía, pues cientos de miles se dieron cita ante el llamado para la defensa del INE.

Algo sabían en Palacio Nacional, ya que el presidente Andrés López Obrador todos los días dirigía su acostumbrado discurso de división, ofendiendo y denostando a quienes decidieran participar en la concentración que tuvo lugar el domingo 26 de febrero.

Por cuanto a la convocatoria, nuevamente rebasó las mediciones de los organizadores; al llamado acudieron muchos más ciudadanos de los que se podrían haber imaginado, las calles aledañas al zócalo mostraron una realidad que no quieren ver en el gobierno, menos aún en el partido gobernante que se mueve al son que les toque el presidente.

Los insultos lanzados desde el púlpito presidencial y retomados por congresistas de su partido, únicamente provocaron la indignación de los asistentes que no se dejaron intimidar, ni cayeron en la tramposa apuesta de la que se quisieron apoyar los morenistas para influir en la protesta. De la misma forma, causó indignación la terca necedad de identificar al movimiento enderezado supuestamente en defensa de Genaro García Luna, como lo impulsó a ser tratado por el propio tabasqueño y replicado por sus incondicionales. No obstante, al parecer, lo único que lograron fue que los manifestantes acudieran con mayor entusiasmo.

La movilización que se dejó escuchar el domingo 26, marca un antes y un después, incluso aún más allá de la del 13N, y, los intentos desesperados por el gobierno lopezobradorista para desalentarla, empleando cualquier tipo de triquiñuelas, como la de equiparar tramposamente a la libre expresión de los ciudadanos con una convocatoria organizada por el expresidente Felipe Calderón, chocaron de frente contra la pared.

Lejos de lo anterior, la concentración ciudadana estuvo integrada por los diferentes sectores de la sociedad, en la que demostraron que en ella caben todos, incluyendo, sí, los partidos políticos, que también son parte de la misma, los cuales, por cierto, respetaron y no pretendieron adueñarse de la convocatoria, o colocarse por enfrente de los ciudadanos; los únicos que quisieron mancharla fueron el presidente, y los morenistas, que recibieron una dura lección.

Ni siquiera en sus sueños más húmedos pueden aspirar, ni Morena, ni ningún otro partido, a concentrar a tal cantidad de ciudadanos que pagaron sus traslados y alimentos, y, algo que debe tomarse como un ejemplo de civilidad; no se rompieron vidrios, ni se vandalizaron locales, al contrario, los negocios alrededor de la plancha del zócalo reportaron buenas ventas.

Esos son los ciudadanos, pero es lo que no quiere entender la clase política, menos quien actualmente ocupa el palacio nacional, y si después del domingo, insisten en imponer por la fuerza el esperpento llamado plan “B”, que trastoca agresivamente al INE, lo que parece más lógico, no están midiendo la capacidad y voz del pueblo que el 26 habló sin intermediarios.

La concentración tuvo fallas, como era lógico de suponer, algunas de las cuales bien pudieron ser previstas, como la participación y elección de los oradores, pues les faltó compenetrarse con la alegría y decisión de los que asistieron a la concentración, en la que vale comentar, también se escucharon las goyas y los huélum de universitarios y politécnicos, respectivamente. En concreto, el ciudadano común mostró un gran músculo, que no tiene dueño, y los institutos políticos debieron tomar nota para considerar a esa gran masa ciudadana y apoyar lo que ahí se expresó.

Ojalá se tenga la inteligencia necesaria para orientar y marcar el camino que exigen los cientos de miles de ciudadanos ávidos de que se respete su democracia, y su voto, la exigencia es esa, que no se toque al instituto electoral, que no se toque su voto. Uno va de la mano con el otro.

Para las formas del terco presidente de México, es obvio que quiera pasar por encima de quien sea, aún a pesar de lo visto el domingo, para continuar su camino hacia la conquista de un totalitarismo. El temor de la ciudadanía no es para menos, el mismo López ha confesado que tiene poblada a la Suprema Corte de Justicia, por aquellos que dice, están con su transformación.

La determinación de gobernar únicamente para sus seguidores y aplaudidores, tiene molestos a gran parte de mexicanos, porque quien debería ser punto de partida para unir al pueblo, es precisamente el que hace todo lo contrario; cada día divide, ofende, insulta y acusa.

La gran concentración, principalmente en la Ciudad de México, replicada en 120 ciudades de México, y otras tantas alrededor del mundo, como Nueva York, Los Ángeles, Austin, Washington, Tucson, Vancouver, Madrid, Lisboa, Barcelona, entre otras, lanzan un grito ensordecedor en defensa de la democracia mexicana.

El verbo tramposo y engañoso del presidente López Obrador, ya no causa la misma profundidad de daño como al inicio de su gobierno, son muchos los que han entendido que la infamia surge de la mentira, pues no hay resultados que presumir, y no se permite ver la magnitud del desastre del país, porque cada día, con palabras, se intenta sepultar la realidad.

Las cortinas de humo van encaminadas a ocultar el desaseo, el retroceso, el robo, la incertidumbre, la permisividad que pretende hacerse costumbre, pero que ya no es fácil convencer a todos, pues cada vez son menos los que aún defienden a la 4t, pueden identificarse como beneficiaros de programas sociales, o parte de su partido, o, algo similar, pero ya no tiene el beneplácito de los demás ciudadanos, que se resisten a perder la libertad de elegir libremente en las urnas.

El plan B muestra a la perfección, la cara del actual gobierno, lleno de trampas y mentiras, quieren adueñarse del sistema electoral para garantizarse que nadie más, por muchos años, que no sea de su movimiento, pueda acceder al poder.


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio