“El miedo no anda en burro”
Para sorpresa de nadie, Ernestina Godoy fue elegida como fiscal general de la República, no por el tiempo que se había señalado para terminar el periodo del encargo del ahora exfiscal y posible flamante embajador Alejandro Gertz Manero, a quien hicieron renunciar bajo la amenaza del contenido de una carta que se encuentra casualmente extraviada.
Este régimen aprieta las tuercas en el lugar y momento que lo necesita; no tiene empacho ya de disimularlo. Con todo bajo su control, el descaro con el que se manejan es insultante. Hágame usted el favor de que el senador Adán Augusto, después de encontrarse en medio de la tormenta por sospechas, señalamientos y dudas sobre su inocencia con respecto de “La Barredora”, célula criminal comandada nada más y nada menos que por quien eligió como secretario de Seguridad en Tabasco, Hernán Bermúdez, fue quien dio el último empujón al que dejó su lugar por la fuerza.
Los morenistas más radicales andan muy contentitos pensando que la conocida como “Fiscal de Hierro”, como se le ha dado por nombrar a Ernestina Godoy, cumpla con sus sueños de meter a la franja corta de la justicia, manejada desde la fiscalía, a sus acérrimos enemigos, sobre todo a aquellos que no se callan y “no entienden que los tiempos han cambiado”: del PRI, PAN, MC y quien hable mal de la presidenta o del sistema.
Si es que se logran formar expedientes en los que se descubra, con pruebas auténticas de por medio, la culpabilidad de dos, tres o todos los enemigos de la 4T pertenecientes a otros institutos políticos, pues que hagan lo que deban. Pero ¿usted cree que la “fiscal de hierro” va a actuar en contra de los morenistas que acumulan enormes cantidades de sospechas por estar inmiscuidos en diversos hechos delictuosos, corrupción, protección de criminales, entre otras delicadezas?
Las personas no cambian; cambia el entorno, cambian las circunstancias, pero la forma de ser, de actuar y de pensar no cambia. Ernestina Godoy, a su paso por la Fiscalía de la Ciudad de México, cuando Claudia Sheinbaum despachaba como jefa de Gobierno, trabajó alineada con ella; ¿por qué habría de ser diferente ahora?
Lo saben en las bancadas de los adversarios políticos de Morena; sin embargo, esos que dijeron ser tan “valientes” para enfrentar a los hoy poderosos morenistas no tardaron en dividir su voto en favor del nombramiento de la nueva fiscal. ¿Por qué? ¿A qué le temen? Los políticos buscan acomodo en donde el árbol haga sombra, porque saben que, en cualquier momento, y si se decide en el nuevo régimen, muchos de ellos pueden caer.
El engañoso argumento de que tenemos una presidenta débil debería analizarse objetivamente. ¿Cómo va a ser débil alguien que dispone de todo el poder del que puede ocupar? ¿Cómo aceptar que “alguien” tuvo la facilidad de llegar hasta ella y violentar su espacio, sin ningún tipo de represalia? ¿Cómo aceptar la declaración simplista que invocó Sheinbaum a la llegada a su cargo con el “llegamos todas”, cuando no se ha reunido una sola ocasión con las madres buscadoras o las madres de los niños con cáncer?
Ahora, si de por sí era muy tibio el reclamo de atención por parte de los opositores al régimen para ser escuchados en ocasión de defender al 45 % que no votó por el oficialismo, imagínese ahora, bajo el temor de que en cualquier momento puedan ser llamados a cuentas por la justicia tan solo por no someterse. Aunque el cuento sea que no se perseguirá a nadie, la misma fiscal abre la puerta a ese “alguien” al señalar que no habrá impunidad.
Es por eso la insistencia: ¿aplicará el mismo criterio en contra de los señalados morenistas o la justicia será selectiva?
A la sociedad, aquella que no está de acuerdo con el nuevo régimen, que no ha sido escuchada, que ha sido vilipendiada tan solo por pensar diferente o por defender, o más bien intentar defender, las libertades que les han sido arrebatadas, las opciones se les cierran, ya que, de acuerdo con los acontecimientos durante la marcha de la “Generación Z” y los amagos en contra de campesinos y transportistas, en cuanto al anuncio de que tienen carpetas de investigación abiertas, salir a manifestarse ya es un peligro. Existe, además, la sombra de un “bloque negro” que debilita el reclamo social, provocando hacerlos pasar como agresivos, pretexto cómodo para el gobierno, que se sirve de él para enderezar a los policías en su contra, por agresivos.
Al ciudadano común se le quita incluso el deseo de progreso; a la infancia, el de prepararse en escuelas públicas, porque se encuentran sometidas a una educación dogmática, quedando en clara desventaja ante quienes cuentan con el poder adquisitivo de estudiar en importantes universidades de paga; la diferencia es abismal. Bajo estas circunstancias, serán sentenciados a ser “ninis” o a emplearse en cualquier cosa, quizá incursionar en la informalidad que crece cada día de manera inmensurable.
La mediocridad es el propósito, ya que está prohibido superarse, emprender o pertenecer siquiera a la clase media, satanizada por aspiracionista. El gobierno quiere soldados del régimen que agachen la cabeza y acepten los programas sociales como medio de subsistencia, aunque por culpa de estos se olviden de la seguridad, salud, infraestructura, medicamentos, etcétera.
A pesar de la aparente condición desgarradora que enfrenta el pueblo de México, existe una reserva de honor y justicia que lucha por salir y reclamar lo que le pertenece. La historia no está escrita, se está escribiendo, y aún hacen falta capítulos por contar.
