¿Y después del simulacro?

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¿Y después del simulacro?

Lunes, 24 Abril 2023 00:31 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

El pasado 19 de abril de 2023, a las 11:00 horas, se llevó a cabo la Primera Jornada Nacional de Simulacros en nuestro país. Participaron 45 millones de personas, se registraron 94,550 inmuebles y se activaron los sistemas de alerta sísmica en nueve entidades federativas: CDMX, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Morelos, Oaxaca, Puebla, Tlaxcala y Chiapas. Este evento cívico-preventivo registró una participación de dos millones 20 mil 811 ciudadanos más que el del 19 de septiembre del año 2022,  por lo que se colocó como el simulacro de mayor participación social en la historia, según el boletín oficial de la Coordinación Nacional de Protección Civil (CNPC).

Esta jornada de simulacros obedeció al cumplimiento del Artículo 5, Fracción VI, del Reglamento de la Ley General de Protección Civil, que instruye a la CNPC “solicitar a las Autoridades Locales, organizaciones sociales y privadas, así como a la ciudadanía en general, su colaboración para la realización de Simulacros y el cumplimiento de las obligaciones en materia de Protección Civil”; asimismo, el citado reglamento, en su Artículo 76, Fracciones V, VI y VII, establece que los ejercicios de simulacro se deberán realizar al menos dos veces al año, a fin de verificar y comprobar la eficacia en la organización y respuesta ante emergencias y la operación de los planes de contingencia y de continuidad de operaciones contenidos en el Programa Interno de Protección Civil en cada inmueble.

La Segunda Jornada de Simulacros, programada para el próximo 19 de septiembre de esta anualidad, además de ceñirse al citado ordenamiento legal, se estableció por Decreto Presidencial en el año 2001, como el Día Nacional de Protección Civil y obliga a todas las Dependencias y Entidades de la Administración Pública Federal, llevar a cabo simulacros de evacuación de las instalaciones oficiales para el fomento de medidas de autoprotección y autocuidado, que ayuden a minimizar riesgos en caso de desastres naturales o de carácter antropogénico.

En México poco a poco vamos avanzando en materia de protección civil, no obstante, el ritmo en que los peligros y riesgos se incrementan todos los días y amenazan cada vez a más grandes segmentos de la población, con efectos cada vez más fuertes e irreversibles, obliga a que los avances, cambios de actitud y participación al respecto sean más acelerados, contundentes y profundos. Es decir, que los paradigmas sociales e institucionales que se han forjado en los recientes 35 años sean trascendidos y evolucionen hacia una perspectiva integral, de mediano y largo plazo, para la prevención y reducción de riesgos de desastre, basada no sólo en el cumplimiento normativo, sino más bien en la comprensión  y asimilación de la construcción social de los mismos y del reconocimiento del estado actual del mundo como una responsabilidad de todos y acelerar la adaptación al nuevo entorno de riesgo sistémico que irremediablemente, como sociedad mundial, hemos construido.

¿Qué significa esto? Que cuando una persona se ocupe de su protección y su seguridad no sólo piense en colocarse un casco, usar un botiquín, operar un extintor, activar una alarma, participar en una evacuación o rescatar un lesionado –todas estas son acciones de respuesta y claro que son valiosas–, sino que piense también todo lo que debe hacer o evitar hacer para que las emergencias y desastres no sucedan. Ahí está el verdadero cambio de nuestros hábitos ciudadanos de indiferencia y conformismo. Prevenir es la palabra clave.

 

Pasar de la reacción y los paliativos de corto plazo, a la inversión de recursos humanos y económicos en iniciativas de largo aliento y de formación de nuevas conciencias para el mejoramiento del entorno. ¿Se imagina un Gobierno impulsando un Programa remunerado y con cobertura de seguridad social, para jóvenes, hombres y mujeres que, al cumplir 18 años de edad, realicen un servicio social de un año –intransferible e inalienable–, integrándose a brigadas comunitarias de resiliencia y acción preventiva, en su propia Alcaldía o Delegación, para el mejoramiento del entorno y la vigilancia de las normas de protección civil, seguridad industrial y ambiental?

¿Cuánto aprenderían estos jóvenes? ¿Cómo se ocultaría la corrupción, la opacidad y las transgresiones a la normatividad ante los ojos de jóvenes verificadores, con un teléfono celular en la mano y acceso inmediato a redes, sin filiaciones políticas, partidistas, ni empresariales, cuyo único fin sea vivir mejor y defender su espacio más inmediato? No olvide que el espacio más seguro lo construimos todos. ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa

Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,

Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.

Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX


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