El 21 de febrero ya se hablaba de que comenzaba una sucesión para la Rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de México histórica: por primera vez en el texto se manejó el lenguaje incluyente “elección de rector o rectora”. Aunque desde un año antes ya se hablaba de que una mujer podría dirigir por primera vez los destinos universitarios, fue ahí donde se dio el segundo indicio de que así sería.
Poco después, en el registro del 6 de marzo, se presentan nueve aspirantes, pero la Comisión Especial Electoral sólo acepta los de cinco, todas mujeres: Eréndira Fierro, María Dolores Durán, María José Bernáldez, Maricruz Moreno y Patricia Zarza. Entre los registros rechazados, se encontraba el de la directora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Laura Benhumea.
De inmediato, Benhumea González anunció que impugnaría tal decisión por considerar que fue una interpretación. El 7 de mayo se formalizó la protesta ante el órgano universitario, quien confirma la negativa del registro como candidata a rectora, por lo que decide ir a tribunales federales. Para entonces, ya había voces que gritaban que esa acción buscaba beneficiar a la que consideraban la “candidata oficial”, Eréndira Fierro.
Para el 13 de marzo, el juez noveno de distrito en Materia Administrativa, Civil y del Trabajo con sede en Toluca, Juan Miguel Ortiz Marmolejo, concedió la suspensión con efectos restitutorios dentro del amparo 496/2025-5, lo que obligaba a la Comisión Especial Electoral a otorgarle el registro. Sin embargo, la disposición se acató 13 días después, hasta el 26 de marzo. El descontento entre un grupo de estudiantes ya se había elevado.
Las campañas de las candidatas siguieron su curso, pero seguían protestas y señalamientos. Fue entonces que, tras un audio atribuido al rector Carlos Eduardo Barrera Díaz, la comunidad estudiantil de la Facultad de Humanidades aprobó iniciar un paro estudiantil a partir de este 29 de abril, en protesta por lo que llamaron un desaseo en el desarrollo del proceso de sucesión de la Rectoría para el periodo 2025-2029.
Luego, se fueron adhiriendo las Facultades de Humanidades, Artes, Ciencias Políticas y Sociales, Derecho, Arquitectura y Diseño, Ingeniería, Ciencias de la Conducta, Planeación Urbana y Rural, Turismo y Gastronomía, además de Lenguas. Los últimos espacios educativos que se unieron a la protesta fueron Ciencias, Geografía, Economía, Química, Contaduría y Administración, Enfermería y Obstetricia y Odontología.
El martes 6 de mayo, tras una marcha que inició en Ciencias Políticas, estudiantes de la UAEMéx tomaron el edificio de Rectoría tras no obtener respuesta a sus peticiones, exigiendo la presencia del rector Carlos Eduardo Barrera Díaz para dialogar. Fue el secretario de Rectoría, Marco Aurelio Cienfuegos, quien los recibe, pero no pudo contener los ánimos ni evitar la toma de la sede de la máxima casa de estudios mexiquense, que hasta el momento está en manos del estudiantado.
La institución, ante advertencias de los paristas, tuvo que resguardar con vallas el edificio administrativo, que alberga información sustantiva y sensible para la universidad.
El 7 de mayo, tras las manifestaciones, paros y pliegos extendidos por la comunidad universitaria, cinco de las aspirantes a la Rectoría se pronunciaron por el desarrollo del proceso y reconocieron el derecho del estudiantado a la manifestación. Horas más tarde, Eréndira Fierro, a quien dejaron fuera del comunicado, hizo su propio pronunciamiento.
Pero las cosas no pararon ahí. Dos días después, el sábado 10 de mayo, Eréndira Fierro anunció la decisión de dimitir a la candidatura por la Rectoría. “Si mi declinación ayuda a atender con seriedad las exigencias por una Universidad más justa y transparente, entonces la asumo con firmeza”, expresó.
Este 14 de mayo, de acuerdo con la convocatoria, se llevaría a cabo la elección todavía en un ambiente de tensión; sin embargo, el Consejo Universitario en una determinación en la madrugada de este lunes 12 de mayo, decidió posponerla hasta que no haya condiciones para la auscultación, que no puede darse hasta que las facultades estén liberadas. Es decir, el estudiantado tiene en sus manos los tiempos para tener una rectora. Mientras, el rector se va y se nombra un encargado o encargada de despacho.