¿Quién dice que la naturaleza no avisa? Muchas alertas con lluvias
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Publicado en Opinión

¿Quién dice que la naturaleza no avisa? Muchas alertas con lluvias

Lunes, 04 Agosto 2025 00:05 Escrito por 
Sin Titubeos Sin Titubeos Diana Mancilla Álvarez

Las lluvias torrenciales de las últimas semanas dejan imágenes fuertes: calles que se convierten en auténticos ríos, casas bajo el agua, automóviles atrapados que no tendrán reparación, negocios paralizados con pérdidas millonarias y miles de personas damnificadas. Las escenas las vemos cada año en la temporada y, sin embargo, nada cambia; por el contrario, parece agravarse conforme pasa el tiempo. Lo que tendría que ser una emergencia ocasional se ha hecho cíclico. El desastre anual ya muchos lo esperan. Pero no es solo culpa del clima. Negligencia, corrupción y desidia son parte del desastre.

Las consecuencias son difíciles, preocupantes y dolorosas. Familias enteras ven cómo el agua invade sus hogares y destruye lo poco que tienen; comerciantes pierden su mercancía; trabajadores se quedan varados por horas en medio del tráfico o, literal, con el agua al cuello; escuelas suspenden clases. Los estragos provocados por las lluvias no solo representan pérdida de bienes materiales, también paralizan la vida de la gente y representan pérdidas multimillonarias. La pregunta es: ¿por qué nadie lo resuelve realmente? Es claro que se requiere de presupuestos altísimos, pero alguien lo tendrá que hacer. ¿O esperan una desgracia monumental para actuar?

Es claro que las inundaciones no son solo por las lluvias “atípicas” o por su intensidad, sino que se deben a décadas de mala planeación, omisión —muchas veces deliberada— por parte de las autoridades, que no destinan los recursos para las obras que se requieren. El crecimiento urbano desordenado, que lo han permitido desde siempre; el relleno de lagunas sin pensar en el peligro que representa, lo mismo que los asentamientos en cerros; el desvío de cauces naturales y los asentamientos en zonas de alto riesgo son auténticas bombas de tiempo. Y cada año, un aguacero torrencial basta para detonarlas.

Solo baste decir que, en lo que se refiere a asentamientos irregulares —muchos consentidos por políticos en busca de votos—, son parte crítica del problema. Las colonias, la mayoría marginadas, no cuentan con infraestructura básica: drenaje pluvial, drenaje para aguas negras, redes de agua potable... Están en barrancas, cerros inestables, márgenes de ríos o zonas pantanosas. Negligencia institucional o clientelismo político, sea cual sea la razón, el tema es que ahí se legalizó o permanece.

Pero quienes piensen que solo pasa con la gente de bajos recursos se equivocan. Aquí es donde entra la corrupción. Hay conjuntos urbanos de clase media o alta que jamás debieron ser construidos. Pero, ¿qué tal que un alcalde cobre, digamos una cifra, 3 mil pesos por cada casa que construya el desarrollador? Si son 20 mil viviendas, se lleva 60 millones de pesos. ¡Qué tal! Nada despreciable, ¿verdad? Y eso que me fui “bajito”. Hay quienes les piden más.

Esto ha hecho que haya una urbanización sin control: zonas que nunca debieron ser habitadas, sin estudios hidrológicos, toda lógica ambiental hecha de lado, sin pensar en la seguridad de quienes pronto habitarán esas casas y quienes pagarán las consecuencias de la colusión entre los constructores y los servidores públicos corruptos.

Por supuesto, ninguna autoridad va a asumir la responsabilidad y siempre se echarán la culpa unos a otros, sobre todo si son de diferente partido político. Cada año los carros bomba, los albergues, las brigadas de Protección Civil están listas (claro, no en todos los municipios, porque no tienen la capacidad —para pensar—), pero siempre hablamos de una acción reactiva y no preventiva. Todo resuelto, libran las lluvias y… hasta la próxima tormenta.

Son aproximadamente 34 municipios los que año con año registran inundaciones severas en 98 puntos de 99 colonias del Estado de México. Las personas afectadas directamente rebasan las 24 mil. Desde 2024 han sido afectadas más de 3 mil 300 viviendas y comercios, de acuerdo con el Atlas de Inundaciones 2025. Claro, ya hay que sumarle mucho más porque las lluvias no han dado tregua.

Ecatepec, desde hace cinco años, ha sido el municipio más afectado, con 27 sitios que se inundan anualmente y 22 colonias afectadas por temporada, según datos de 2020 a 2024. Drenaje insuficiente y antiguo, pero además muchos asentamientos irregulares que generan un caos cuando caen tormentas. Hoy, para la alcaldesa Azucena Cisneros, es prioridad gestionar recursos para aminorar la problemática.

Pero le siguen Ixtapaluca, con promedio de seis inundaciones al año; Valle de Chalco Solidaridad registra nueve sitios afectados y Chalco concentra la cifra más alta de damnificados: 3 mil personas al año, con un promedio de 886 casas inundadas. En Chalco, colonias como Culturas de México y Jacalones se inundaron por tres meses durante 2024.

En el Valle de México, Coacalco, Tultitlán, Cuautitlán, Tlalnepantla, Naucalpan, Nicolás Romero y Atizapán han quedado anegados por desbordamiento de ríos y presas, como el caso del Río de los Remedios y la presa Los Cuartos. En el Valle de Toluca, San Mateo Atenco, Metepec, Lerma y Ocoyoacac sufren constantemente.

Urgen soluciones, lo sabemos. Alguien tiene que hacerlo antes de que veamos grandes desgracias. La naturaleza regularmente no avisa, pero esta vez ya son muchas las alertas que nos ha dado. Ojalá se atiendan y los ciudadanos hagamos también nuestra parte, no tirando basura en las calles.

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