Esa vieja cafetería del Centro Histórico es sobreviviente. El paso de los revolucionarios de 1910 y sus batallas contra el ejército le dejaron una huella profunda en su vida, pero agoniza ante la llegada de esas nuevas cafeterías de nombres extraños. Lo tradicional sucumbe.
Mientras sorbe su café americano sin azúcar, el periodista ve el horror de la guerra. Cual si fuera una escena de la Guerra de las Galaxias, el cielo del Medio Oriente se llena de misiles que, por cientos, de un lado a otro, buscan objetivos específicos sin importar que en su camino destruyan y maten a mujeres, niños, ancianos, a civiles, y que los sobrevivientes, entre un llanto desgarrador, pidan clemencia a Dios e imploren fin a ese conflicto árabe-israelí, palestino-israelí e iraní-israelí.
Las conversaciones en las redes sociales, la cobertura de los medios de comunicación y el discurso público relacionado con la guerra declarada de Israel tienen que ver con los crímenes, mientras que la gente allá, en la tierra de Dios —la que todos reclaman como suya—, sigue bañándose en sangre y esperando que los ataques sanguinarios de Israel a Irán no despierten al combate a la comunidad árabe, Palestina, Irak, Afganistán, Pakistán, Turkmenistán, Egipto, Siria, Armenia o Azerbaiyán.
Israel, la venganza del caído
Brenda, mi siempre amable waitress, sirve en mi taza más café. Ese país fue víctima de persecuciones, la más cruel en la Segunda Guerra Mundial durante el Holocausto. Durante su historia, después de la embestida alemana, en 1948, se dedicaron a armarse y protegerse, a destinar grandes presupuestos a su estatus bélico, y quizá el odio que despliegan sin misericordia se deba a un escrito llamado el Libro Blanco, en el que se declaraba restringir la capacidad de los judíos de escapar del Holocausto y establecer un Estado judío.
Israel declaró su independencia el 14 de mayo de 1948. Después de ello, fueron atacados por Egipto, Jordania, Siria, Irak y Líbano. La guerra, a la que sobrevivieron, les dio fortaleza y el respaldo internacional.
Por ello quizá fue que invadieron Jerusalén y Cisjordania, la Franja de Gaza, los Altos del Golán y la península del Sinaí. Decían merecer los “favores de Dios”.
En 1972, durante los Juegos Olímpicos de Múnich, terroristas palestinos, en represalia por esa invasión israelita, atentaron contra sus deportistas en algo que se denominó Septiembre Negro. Durante ese ataque, 11 miembros del equipo olímpico fueron tomados como rehenes y luego asesinados por los terroristas.
En 2005, Israel se retira de la Franja de Gaza como muestra de paz, y en 2007 Hamás toma el control de Gaza. Estos, el 7 de octubre de 2023, asesinaron a más de mil 400 israelíes, hirieron a más de 3 mil 200, capturaron más de 200 rehenes y lanzaron miles de misiles, de acuerdo con información israelí.
No se cuentan los miles de muertos que causaron los ataques judíos en respuesta, solo el pretexto para reiniciar una guerra que, si bien era contra el terrorismo de Hamás, hoy la expandieron contra Irán. Las cosas no pintan bien para el mundo.
Irán respondió a los ataques israelíes enviando misiles a más de 20 comunidades judías, causando poco daño. “La Cúpula de Hierro” protegió a Israel, que día y noche ataca a “sus enemigos”, y eso causa miedo. Es obvio, vendrá la respuesta.
Y de miedo son también las respuestas de los políticos como Trump, que dice que Israel debe defenderse. No se aboga por la paz, se le pone más leña al fuego de la violencia. Que Dios nos cuide... Hasta otro Sótano.
Mi X @raulmandujano.
