Fernandito
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Publicado en Opinión

Fernandito

Lunes, 11 Agosto 2025 00:05 Escrito por 
Con Singular Alegría Con Singular Alegría Gilda Montaño

Nunca he sido ni seré censora de nadie. Sin embargo, nadie me exime de la responsabilidad de poder decir lo que me venga en gana; de poder sentir, dentro del alma, del corazón, las carencias del ser humano. Así, al enterarme y tratar de entender qué es lo que le pasa a los hombres que deciden matar a un perro, un gato, un pollo o un ser humano, de verdad que hacen que salga de mis cabales. Porque, la verdad, no los entiendo. He visto echar a un pobre perro al aceite hirviendo; a los camiones arrasar a los perros… Matar sin ton ni son lo que tengan enfrente, llenos de rabia, nomás porque sí. Sí, al hombre al que alguna vez Dios hizo a su imagen y semejanza.

Puedo ver a los animales que cuidan con su vida a sus crías. Y si ellos hacen esto, ¿cómo es posible que una madre, por la razón que sea, no abrace y luche con su vida por su hijo? Me perturba. Me da rabia. En mi vida dejaría que nadie le hiciera nada a quien amo, ni mucho menos a mi hijo.

Así, un día Fernandito fue encontrado muerto. Tenía cinco añitos y mil ganas de vivir. Él no decidió, de sopetón y sin previo aviso, vivir en ese lugar inmundo. Ni nacer de una madre con retraso mental. De ella nadie tenía la menor idea de que existía, ni qué tenía en el cerebro cuando se le ocurrió embarazarse. ¿Sabría siquiera qué estaba haciendo?

Un día, sin tener para comer, se le ocurrió ir con sus vecinas a pedirles dinero prestado para poder pagar la renta de su casa. El dinero que pedía era, para ella, mucho peso. Eran mil para pagar la renta de agosto; si no, se quedarían ella y su hijo sin techo ni dónde poder pasar la noche.

Se los prestaron y, como no pudo pagar, le robaron a su hijo. Probablemente ella no entendió esto. Probablemente se fue, como su poca inteligencia le indicó, a buscar el recurso. No pensaba que alguien podía atacar a un pequeñito. Probablemente lo único que hizo fue llorar: de hambre y de miedo, y de los golpes que le daban en la cabeza y que le privaron la vida.

Nadie ha hablado de su padre. ¿Dónde estaba? ¿O solo embarazó a esta mujer y se fue? Es lo más probable. Porque, si hacemos estadísticas, probablemente el 50 o más por ciento de las mujeres que se quedan en cinta no saben o no entienden cómo no tener un hijo cuando solo han sido utilizadas en una noche, o mañana, o en cualquier tiempo.

Tragedia tras tragedia.

Total, que a Fernandito lo mataron. Por más que, como dice la abogada, fue esta pobre mujer a denunciar el hecho, como poco podía hablar no la tomaron en cuenta, y cuando lo hicieron ya no pudieron hacer nada.

No me imagino cómo les va a ir a estos delincuentes en la cárcel. Porque allí también hay un severo código de valores. Ojo por ojo y diente por diente. A quien viola, lo violan. No puedo ni imaginarme cómo les irá cuando sepan que estos infelices mataron, entre tres, a un niño, de golpes en su cabecita.

Me pregunto: ¿de verdad tuvieron que matarlo por algunos pesos? De haber sido así, ¿por qué se los prestaron a la madre? ¿Qué, esta mujer, no entendía que no entendía?

Y, por supuesto, las procuradurías cercanas —ahora fiscalías— no pudieron hacer nada pronto. De haberlo hecho, Fernandito viviría. Pero… ¿para qué? Si cada quien hace en esta vida —de crímenes, asaltos, violaciones, muertes, persecuciones y abrazos y no balazos— lo que le viene en gana. Al cabo, con esta nueva organización política que tenemos, nunca pasa nada.

Qué bueno sería que encontraran también al padre de esta criatura y lo mandaran a la cárcel. Habría que pensar cuándo y con qué ayudó a su hijito en estos largos cinco años. ¿Desde que embarazó a la madre? ¿O simplemente nunca apareció? ¿Saben quién es?

Y a la madre, a un centro de salud mental, como ese que está en la carretera de Puebla, de nosotros —digo, de nuestro sistema de salud, que era del ISEM, que espero que no sea del IMSS ya—, y que la mediquen con lo que debió haber tomado desde que nació.

Esta es la calidad de vida que viven las familias en el México moderno. No es porque sean personas de nuestro entrañable Edoméx, que viven en Xico, Chalco, Chimalhuacán, Los Reyes La Paz o del sur. Es porque viven en la más absoluta pobreza, anegados en aguas negras; sin agua, sin luz, sin gas, sin tierra que sembrar, sin centros médicos, sin vacunas, sin que alguien les pueda dar un trocito de pan ese día.

¿Elaborar políticas públicas de apoyo a niños? ¿De planificación familiar? ¿De civismo? ¿De humanismo? ¿De valores? ¿De qué?...

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Gilda Montaño

Con singular alegría