Increíble, pero cierto. La Legislatura federal aprobó una reforma que elimina el 8% obligatorio del Fondo de Salud para tratamientos de cáncer, VIH y otras enfermedades graves, como infartos y cuidados neonatales e intensivos.
Este fondo, creado bajo la estructura del extinto Seguro Popular, es el único instrumento financiero que garantiza el pago de tratamientos de muy alto costo para enfermedades de alto espectro de atención médica especializada, como el cáncer y el VIH.
La eliminación de este porcentaje obligatorio genera una gran incertidumbre sobre cómo se financiarán estos tratamientos en el futuro, pues retira la garantía legal de que esos recursos serán destinados a los pacientes más vulnerables, dejándolos en una situación de desprotección.
Fue el pasado 25 de noviembre cuando la Cámara de Diputados aprobó una reforma que elimina la obligación de destinar al menos el 8% del FONSABI a enfermedades catastróficas, como cáncer, VIH, enfermedades raras e infartos. Ahora, esos recursos son discrecionales y pasan a la Tesorería.
El cambio legislativo arguye que ese dinero, que salvaba vidas, será reasignado a rubros administrativos y de infraestructura. Según el dictamen, los recursos podrán utilizarse para:
- Gasto corriente (nóminas, papelería, servicios básicos).
- Mantenimiento y conservación de hospitales.
- Infraestructura médica.
Expertos y opositores advierten que esta medida desvirtúa el propósito original del fondo.
Al mezclar el presupuesto de atención a enfermedades graves con el gasto operativo de los hospitales, se corre el riesgo inminente de que no haya dinero suficiente cuando un paciente requiera una cirugía compleja o medicamentos oncológicos, pues el recurso ya se habrá gastado en pintar fachadas o pagar servicios generales.
Lamentable, a todas luces.

