El destino nos alcanzó, pero todavía hay esperanza

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El destino nos alcanzó, pero todavía hay esperanza

Lunes, 20 Mayo 2019 04:28 Escrito por 
El destino nos alcanzó, pero todavía hay esperanza Sin Titubeos

En 1984, cuando formaba parte de un grupo de teatro experimental de la UAEM y el IMSS, el director José Trinidad Aguilar, nos recomendó ver una película, de esas apocalípticas: “Cuando el destino nos alcance” (filmada en 1973 y de nombre original “Soylent Green”).

La trama refiere que en el año 2022, la población de Nueva York, unos cuarenta millones de habitantes, vive en condiciones miserables. Para combatir el hambre se crea un alimento sintético, el soylent green, que es de dudosa procedencia y un par de policías descubren cómo y con qué se produce. Ese es el momento cumbre.

La comentamos y, muy jóvenes entonces, creíamos que era ciencia ficción, que eso nunca pasaría. Y veíamos el 2022 tan lejos. Pero aquí estamos, sólo uno de ellos no llegó a causa de un accidente automovilístico mortal, y a quien recuerdo con mucho cariño: Víctor Manuel Santoyo.

A qué viene este recuerdo. Ese mismo día, sentados en el piso alrededor de él, José T. Como le llamábamos, nos decía que debíamos ser educados con el medio ambiente, que un día no sólo sería el hambre, sino la contaminación. Él nos enseñó a no tirar basura en la calle, ni siquiera las colillas de cigarro. Quizá las primeras enseñanzas respecto de este tema tan grave. Él caminaba, por supuesto, era el único que tenía auto, que casi no utilizaba.

Entonces, Toluca era una ciudad limpia, se le conocía como Toluca “La Bella”. Los adultos salían a barrer sus calles, y realmente lo que barrían era el polvo. No había tráfico pesado, y de contaminación del aire, ni hablar. El Xinantécatl, o Nevado de Toluca, todo el año estaba cubierto de nieve. Era un espectáculo sin igual.

El aumento poblacional y la mala planeación en el crecimiento, por supuesto no soy experta pero lo he vivido, comenzaron a generar un caos tremendo. Hablar de todos los problemas que vivía, el todavía entonces Distrito Federal, era algo que estaba fuera de nuestra comprensión.

Las primeras señales en foco rojo comenzaron a ser públicos en los primeros años del nuevo siglo. El tema en las comisiones de derechos humanos ya estaba en la mesa. Pero fue hasta 2016 cuando en el Congreso Mundial de Derecho Ambiental de la UICN de Río de Janeiro se firmó la Declaración de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza.

Los ciudadanos, poco hacemos por cuidar este mundo. Sólo es un pequeño grano de arena el que debemos poner. Vemos en ríos y canales pet, llantas, colchones, basura en general. Vemos todavía cómo desde un auto es fácil tirar cualquier empaque a la calle. Vemos cómo de las alcantarillas sacan millones de colillas de cigarro. No separamos basura.

Pero además, la corrupción es otro tema que no ha permitido avanzar a la degradación del medio ambiente. El transporte en los países del tercer mundo es uno de los principales problemas de la contaminación. Con estos, las empresas ostensiblemente contaminantes siguen acabando con cuerpos de agua y con la calidad del aire. Ahí está el río Lerma.

Estoy impactada, cómo, la semana pasada debieron suspenderse las clases por los altos niveles de contaminación en la zona metropolitana del Valle de México pero, sobre todo, en el Valle de Toluca.

Sin embargo, todavía hay esperanza. Ya somos más los ciudadanos conscientes. Ya hay quienes están dispuestos a no heredar un futuro incierto a sus hijos. A que crezcan sanos. Pero para ello, se requiere que las autoridades coordinen los esfuerzos.

El gran ejemplo de que todavía se puede, es el rescate del río Támesis, en Inglaterra, que estaba convertido en una gran cloaca. En 1957 el Museo de Historia Natural lo había declarado muerto. Sólo hay que ver cómo fue rescatado.

Hay quienes dicen que hace falta mucho dinero para rescatar le medio ambiente. ¿Cuánto vale la vida? Sería mi pregunta. Sólo en México entubamos los ríos y son una bomba de tiempo. Un ejemplo calro, el Verdiguel en Toluca.

Hagamos lo que nos toca a cada uno, el destino lo tenemos ya enfrente. ¿Cuánto más soportaremos? El cáncer, es la mejor muestra de la urgencia para intentar salvarnos y salvar el mundo para las nuevas generaciones.


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