¡Un gramo de empatía, Presidente!

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¡Un gramo de empatía, Presidente!

Miércoles, 19 Febrero 2020 00:08 Escrito por 
¡Un gramo de empatía, Presidente! Lo bueno, lo malo y lo serio

En fechas recientes el tema que ha incomodado al presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido el del Feminicidio, al grado de que visiblemente alterado por las preguntas e insistencia de la periodista y activista Frida Guerrera durante una de sus charlas mañaneras, quien le exigió no salirse, como es su costumbre por la tangente, le pidió una respuesta clara.

Tras la insistencia de la comunicadora, evidentemente molesto y sin que surtiera efecto del todo la interrupción que pretendió hacer Carlos Dominguez de Nación14, el mandatario se sacó un decálogo para pronunciarse, según él, respecto del tema que lo sacó de su confort hablando del avión presidencial, el cual refleja la costumbre de López Obrador de creer que atiende el problema tan solo con ocurrencias.

Así, por salir del paso improvisó con diez puntos su propuesta en la que apoya una supuesta estrategia, aunque está muy alejada de considerarse haber surgido de un estudio a conciencia para que pueda ser tomada en cuenta al menos de manera sencilla, en un planteamiento perfeccionable a futuro para atender con determinación ese flagelo que al parecer repunta cada vez con más severidad en agravio de las mujeres.

Renuente en abordar el tema desde la perspectiva que exigen las feministas, se aferra en su lógica de colocarse en su inamovible posición de presumir que atiende el problema de la seguridad todos los días.

No hay un presidente en el mundo que atienda el problema de la seguridad todos los días de 6 a 7 de la mañana, advirtió, todos los días trabajo en este problema.

Pues algo realmente está fallando con su trabajo; o aún no despierta, o se termina la hora por enterarse del parte de novedades y los comentarios que seguramente surgen después, aunque los habrá algunos de menor importancia, o tal vez, lo son para él; o no le dicen lo que realmente pasa en el país en esas ya famosas reuniones con su gabinete de seguridad, porque las estadísticas reprueban su trabajo.

Parece un cuento del nunca acabar la referencia presidencial de trabajar todos los días muy temprano para atender el problema de la seguridad. Nadie podría dudar que esa reunión se lleva a cabo, pero, ¿para qué sirve? No se aprecia mejora sensible en el grave problema que mantiene el alma en un hilo a la mayoría de los mexicanos.

Ovidio Guzmán es un ejemplo claro que esas reuniones no funcionan para los ciudadanos, por cierto, éste tema tan importante, como otros de calibre parecido se han dejado de tocar, ¿por qué será?

Las activistas, manifestantes y en general gran parte de la sociedad se encuentra indignada por la violencia creciente en contra de las mujeres, lo que se recrudece cuando se trata de menores de edad, mientras que el que debe ser el primer comprometido divaga en sus respuestas. Si esto sigue así, el malestar subirá de tono, aún peor, si mantiene su posición de sentirse agraviado porque su preocupación se centra en las puertas pintadas, el referirse a ello aparece más como una perspectiva insensible a la realidad que le grafitean en la puerta del palacio de gobierno, su casa.

¿No se entiende? Las protestantes exigen respuestas, en especial del presidente, quien muestra mejores deseos para delincuentes, que la empatía que debería mostrar por las víctimas, como en el asunto de Fátima; no es con palabras como cuando el abuelito consuela a sus nietos, es con acciones, de no hacerlo, no se la dejarán pasar.

El presidente Andrés Manuel se enfrenta a uno de los grupos, no es el único, pues con el tiempo empezarán a mostrarse otros, que, debería saberlo, no van a aceptar fácilmente respuestas ambiguas, o que prefiera hablar del avión presidencial, se necesita más que eso, una decidida política de estado por ejemplo, aunque le incomode.

Levantarse muy temprano para reunirse todos los días con su gabinete de seguridad no quiere decir que con ello trabaja, la calidad no va de a mano con la cantidad de horas nalga que se disponga para dar resultados. Así como las giras por los lugares más recónditos del país no van de la mano con solucionar sus necesidades, un verdadero estadista identifica la diferencia.

La inconformidad de las manifestantes exigiendo atención para acabar con los feminicidios esperan una verdadera atención, encaminada a resolver el problema, lo mismo pasará con los que la reclaman para los niños enfermos de cáncer, como la de los pueblos originarios de ser escuchados, la de los agricultores, y aún falta la de las pensiones, entre otros.

De no comprender lo que es urgente, subirá el tono de inconformidad, y mientras tanto el presidente se siga haciendo el gracioso hablando de un avión que lo muestra tal y como es, porque incluso se atrevió al decir que no agotará el tema del avión, por que si no, ¿de que hablaba después? Así como acusar que las feministas, como otros manifestantes, son alimentadas por opositores para afectarlo, terminará por cansar a una sociedad cada vez más decepcionada por la forma en la que se desempeña este gobierno.

El presidente se pierde en un patético discurso de culpar por siempre y de todo al neoliberalismo, porque no tiene respuestas sólidas para atender de tajo los problemas. Durante años buscó ser titular del ejecutivo, de antemano ya conocía el estado de las cosas, por eso su oferta convenció a 30 millones de votantes. ¿Para cuándo se tomará en serio su papel?

¡Un gramo de empatía, presidente!, le gritan afuera de palacio las manifestantes.

 

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio