La delación periodística

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Publicado en Opinión

La delación periodística

Jueves, 03 Febrero 2022 00:50 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

Enrique Krauze escribió en su cuenta de Twitter: “ ‘Y éste, ¿qué se cree?’, preguntó López Mateos a un gobernador que le mostró la crítica de un periódico local. Al día siguiente, el director de ese diario amaneció muerto. Al enterarse, López Mateos lo lamentó: ‘la palabra del presidente pesa’ ”.  Ésta es la clase el poder que diariamente se utiliza para insultar a quienes no piensan como el actual presidente.  Titulé esta columna “delación periodística” para referirme a la denuncia que hace los profesionales de la comunicación utilizando su trabajo como herramienta principal. Sin embargo, esta tarea se ve seriamente amenazada en estos momentos, la mejor prueba es el asesinato de la periodista Lourdes Maldonado, en Tijuana, la semana pasada.

La actual Senadora Lily Téllez, periodista de profesión, defiende la posición de que el periodismo debe ser libre.  Las/os periodistas tienen la obligación de defender esa libertad, arrebatarla y pelear por ella porque siempre está en riesgo. De manera muy clara ha manifestado que admira a sus colegas que están dando la cara frente al gobierno, y enfatiza que el periodismo es para incomodar y para hacer contrapeso al poder.

Denise Dresser, analista política que explica estar decepcionada de haber votado por López, dice que hay varias prensas y que ella se identifica más con la prensa autónoma independiente, combativa y no con la prensa sumisa, cómplice, que vive de la publicidad oficial. Dresser se asume como parte de la prensa que examina al poder y está convencida de que lo demás son relaciones públicas; se identifica con la prensa que resiste, la que vive de sus lectores, de sus audiencias y que no es cooptada por quienes ejercen el poder.

Recientemente, Carlos Loret hizo un reportaje sobre los lujos con los que vive José Ramón López Beltrán en EE. UU. que provocó un escándalo.  Como en ocasiones anteriores, el presidente declaró que no entraría en provocaciones. Después, en la conferencia de prensa diaria, según las palabras del periodista: “insultó, injurió, calumnió, mintió, repitió las respuestas peñistas cuando la ‘casa blanca’, divagó durante 22 minutos, pero no pudo desmentir una sola frase del reportaje…”. Así la vida de las/os periodistas que se atreven a denunciar a través de periodismo de investigación serio.

También hay otras aportaciones de personas que no son periodistas profesionales. Por ejemplo, una joven de 21 años, Natalia Sobrino-Saeb, quien escribió un ensayo que ganó el concurso convocado por el Centro Nobel de la Paz y le abrió las puertas para asistir a la ceremonia de entrega de los Premios.  Gracias a su magnífico trabajo, esta estudiante mexicana tuvo la oportunidad de convivir con los ganadores de la edición 2021: María Ressa de Filipinas y Dmitry Muratov de Rusia. En su texto analiza la violencia que sufren las/os periodistas en México y los riesgos que conlleva para la sociedad. Natalia sostiene que no sólo están en riesgos estos profesionistas.  También los ciudadanos corren el riesgo de no tener quienes les proporcione información verídica y confiable.  En su trabajo Sobrino-Saeb nos dice que un periodista es asesinado cada cinco días y 9 de cada 10 asesinatos permanecen impunes (datos de la UNESCO). En nuestro país 362 periodistas fueron agredidas/os de enero a junio del 2021, es decir, un/a periodista fue violentada/o cada 12 horas. De nuevo las mujeres fueron mayormente atacadas, el 73 % de las agresiones fueron contra ellas.

No debemos tener duda sobre el importante papel del periodismo en la sociedad actual. El periodismo es un arma de los ciudadanos frente a la corrupción. Los denunciantes deben ser protegidos y deben tener la seguridad para investigar y publicar sus trabajos. Los ciudadanos no deben ser tolerantes frente a la violencia ejercida contra las/os periodistas.  Un dato más, de acuerdo con Transparencia Internacional, tenemos 31 puntos de 100 en su índice y, por el grado de corrupción existente en el país, México ocupa el lugar 124 de 180 países analizados.  Es evidente la urgencia de periodismo de investigación independiente con el objetivo de reducir la opacidad y la impunidad que tanto daño hacen al país.

Daniel Innerarity, en el prólogo que escribe para el libro de Gutiérrez Rubí La política vigilada, la comunicación política en la era de las wikileaks, cuestiona ¿estamos en la puerta de una radicalización o en la antesala de nuevos populismos?  El autor establece que la ley debe garantizar el derecho universal a acceder a la información generada en los poderes públicos, cualquiera que sea el soporte y la forma de expresión.  Dentro de la sociedad hay un ánimo fiscalizador por parte de los ciudadanos. Estos analizan o documentan con un espíritu crítico, dice Gutiérrez Rubí, la política democrática es cada vez más vigilada, incluso las filtraciones ganan credibilidad, a menos transparencia más vigilancia, a menos participación más control, a menos rendición de cuentas más fiscalización.

Las filtraciones que muchas/os periodistas y ciudadanas/os utilizan como fuente de información cada vez más se convierten en marca de confianza. El periodismo ciudadano está impactando informativamente a más públicos, la política vigilada está iluminando, la acción política de la transparencia está iniciada y está sirviendo para transformar la política. Manuel Castell nos dice que esta situación no pone en riesgo la seguridad de los estados, el/la ciudadano/a ha de saber qué hacen y piensan sus gobernantes mediante la libertad de información en la era del Internet.

Quiero terminar este texto haciendo notar que no todas las personas que son mencionadas por el presidente reciben el mismo trato. En algunos casos son defendidos y respaldados a ultranza como López Gatell, la Maestra Delfina Gómez, aun cuando tiene una sentencia judicial en su contra, o Pedro Salmerón, acusado de diversos abusos y agresiones a alumnas y colegas. Otros, como Arturo Herrera, simple y sencillamente desaparecen de la escena pública sin saber la causa.

¿Y ustedes, estimadas/os lectoras/es, cómo se informan? ¿Qué importancia dan a la fuente de la información que reciben?  ¿Qué opinan de las agresiones cotidianas contra las/os informadores?  No olvidemos que no sólo las/os periodistas deben vigilar al poder.  Es una obligación compartida, una obligación que debemos asumir para fortalecer los límites necesarios que impidan el abuso de las/os poderosos.  No podemos normalizar las agresiones a las/os periodistas, acompañemos sus protestas contra la violencia que se ejerce contra ellas/os y apostemos por el ejercicio pleno de la libertad de prensa y el acceso a la información pública. 

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM. Y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

Palabras al viento