Al maestro con cariño

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Al maestro con cariño

Lunes, 16 Mayo 2022 01:38 Escrito por 
Gilda Montaño Gilda Montaño Con singular alegría

“Qué alegría que la biblioteca de mi abuelo Luis Felipe llegue a su destino final: la UNAM que fue su casa siempre. Lugar en donde estudió su licenciatura, maestría, doctorado, y dio clases. Allí se preparó para ser un buen servidor público.”, dijo Luis Fernando Canudas Montaño, hace 7 años.

Y continuó… “Como abogado, llegó a dos lugares soberbios: la Procuraduría General de la República, en donde empezó desde muy chico, y luego a ser el responsable del despacho de la misma. Fue Subsecretario de la Reforma Agraria para después ser Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. No poco, ¿verdad? Pocos abogados en este país, han logrado esto.

Cuando le platico a usted de la Biblioteca del Ministro Luis Felipe Canudas Orezza, me estoy refiriendo a un acervo de casi 16 mil ejemplares, cuidadosamente empastados a la usanza española, de los cuales la mitad estuvieron por un lapso de casi tres décadas en el Instituto Nacional de Administración Pública, comprados por el Presidente de ese entonces: Ignacio Pichardo Pagaza. Muchos de ellos incunables, escritos en el siglo antepasado. Una biblioteca comparada a la que tuvo alguna vez Alfonso Reyes, el genial escritor. Cuatro mil fueron comprados por Condumex.

Una de esas mañanas, cuando hablaba con el maestro Ignacio Pichardo Pagaza, quien siendo Presidente del INAP, compró parte de esa biblioteca para la institución, se alegró mucho, de la sabia e inteligente decisión del actual presidente, nuestro amigo José Castelazo de los Ángeles. Un Instituto que puede compararse con el mejor de habla hispana. Cuando me acerqué a él y le pedí que me regalara la biblioteca de mi suegro, me dijo: ¿y dónde la quieres poner? Pensé en el Tec. de Monterrey que está enfrente del INAP, o en el IIJ de la UNAM.

“A este último, le doy las más cumplidas gracias porque por su generosidad y visión, los juristas de mi país, alrededor de este bien prestigiado Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, --la universidad de mis abuelos, de mis padres, y mía—podrán leer muchos maravillosos libros, de todos esos que estuvieron leídos por Luis Felipe Canudas, mi abuelo. Porque sé que los leyó todos todos. Yo lo vi haciéndolo cada sábado y domingo que iba a su casa”.

A nombre de mi familia, les agradezco este momento bien importante en mi vida. Yo sabía que este acerbo iría a parar en un lugar magistral, en donde mi abuelo se regocijaría enormemente desde donde estuviera, sabiendo que eso que había amado tanto, cuidado tanto, y que era su más importante tesoro, estuviera en un lugar apropiado, con personal apropiado que aquilatara enormemente cada tomo. Que supieran el exacto valor de cada uno de estos ejemplares. Algunos, repito, incunables.

Gracias José Castelazo por ser inteligente y bueno, y por entender que muchos abogados podrán tener en sus manos un exacto y bello ejemplar de lo que ha sido México. Porque la mayoría de ellos están escritos para entender y amar a este grandioso país en el que todavía podemos creer. Gracias.

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Gilda Montaño

Con singular alegría