¡Hagamos un plan!

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Publicado en Opinión

¡Hagamos un plan!

Lunes, 06 Junio 2022 00:30 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

Los desastres no son naturales, son socialmente generados por múltiples factores, “no nacen ni se hacen solos, el ser humano los construye”, indica el epígrafe del Manual para la Elaboración del Plan Familiar para la Prevención de Riesgos, editado por el Gobierno de la Ciudad de México, disponible para consulta y descarga en su página web[1]. Si partimos de esta contundente premisa, se concluye que un desastre se puede desatar prácticamente en cualquier momento y en cualquier lugar en donde sus elementos detonantes (amenazas y vulnerabilidades) se encuentran latentes en alguna actividad o proceso humano, cuyas condiciones de riesgo acumuladas y concatenadas, se combinen súbitamente con la irrupción de un fenómeno perturbador y sus efectos destructivos sean percibidos en una comunidad o entidad específica.

El ciudadano de a pie, concentrado en sus propias responsabilidades laborales, escolares y familiares del día a día, no cuenta con herramientas disponibles en su cotidianidad para poder anticipar y prevenir un escenario de emergencia o desastre en su localidad, por lo tanto depende de las autoridades competentes y de agentes reguladores que difundan a la población medidas generales y básicas en materia de protección civil para prevenir y reducir posibles afectaciones a su integridad física, bienes y el entorno provocados por un fenómeno perturbador –sea de origen natural o provocado por el hombre–, que eventualmente impacte en su comunidad.

En términos generales, las medidas recomendadas son, entre otras, la identificación y mitigación de riesgos dentro del hogar y espacios comunes más próximos en su barrio o colonia; asimismo, recomendaciones de autoprotección y resguardo ante una contingencia que les permita superar la crisis de la mejor forma y salir lo menos afectados de ésta. Es decir construir fortalezas y unión dentro de la familia, lo que en términos técnicos se le denomina resiliencia, entendida ésta como la “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”, según el Diccionario de la RAE[2]. ¿Cómo? a través de un Plan Familiar de Protección Civil (PFPC) que enseguida explicaremos.

El PFPC es una guía o secuencia de acciones que debe ser elaborada necesariamente por los integrantes de la propia familia, el cual debe considerar las particularidades de cada núcleo familiar y las características de la vivienda, el entorno, sus horarios, hábitos, ocupaciones, limitaciones y número de integrantes para saber qué hacer antes, durante y después de una situación de emergencia o desastre. La premisa de esta herramienta es que, en medida que adoptemos acciones y actitudes preventivas ante los posibles escenarios de emergencia, mejor podemos responder y cuidarnos de sus efectos. Implementar un plan sencillo y práctico en el que participen con alguna tarea todos los integrantes de la familia –y cada quien conozca lo que hacen los demás– es la garantía de reducir la mayor cantidad de riesgos, dentro y fuera de casa, y en caso extremo salvar la vida.

La mayoría de manuales, folletos e infografías que en nuestro país se han elaborado sobre el PFPC consideran 4 etapas para su elaboración y puesta en marcha[3]. Aquí en su columna ¡SIN RIESGOS! le proponemos llevarlo a cabo en un periodo de 4 semanas (desarrollar una etapa por semana) y actualizarlo cada año, o antes si se registra un cambio en la estructura de su vivienda o en la forma en que está organizada en su interior; cuando ocurran cambios sustantivos en su colonia o barrio, tales como nuevas construcciones de impacto regional (gasolineras, centros comerciales, vialidades, etc.); o si se modifica el número de integrantes de la familia, o alguno de estos modifica su condición (por enfermedad, discapacidad o disposición).

Etapa Uno (semana Uno). DETECTA Y REDUCE RIESGOS. Esta labor se debe realizar dentro y fuera de la vivienda –considerar el entorno más próximo y áreas comunes–. Verifica instalaciones de gas, luz y agua. Asegura muebles y objetos susceptibles de caer (libreros, repisas). Evita sobrecargas en enchufes, fugas y filtraciones; etiqueta y limita el acceso y manejo de sustancias peligrosas (solventes, ácidos), lo más lejos posible de los niños; evita fuentes de calor innecesarias y acumulación de materiales en desuso. Revisa elementos estructurales (trabes, castillos, muros de carga y losas). En el exterior revisa cisternas, escaleras, barandales, pisos, pretiles, tinacos, antenas, etc. Lo más importante después de la detección es la mitigación o eliminación de los riesgos, es decir el mantenimiento, reparación, adecuación y limitación de espacios[4]. Esta labor se recomienda asignarla al dueño, responsable o arrendatario del inmueble, ya que es quien mejor conoce sobre el tema.

Etapa Dos (semana dos). IDENTIFICA ZONAS DE MENOR RIESGO Y RUTAS DE EVACUACIÓN. Elabora un croquis interno con rutas de evacuación, salidas de emergencia, zonas de menor riesgo internas y externas; asimismo, marca los peligros dentro de casa. Elabora otro croquis del barrio o colonia, indicando las amenazas (gasolineras, industrias) y recursos externos (hospitales, estación de policía o bomberos).[5]

Etapa Tres (semana tres) DISEÑA EL PLAN Y TOMA DECISIONES. Para ejecutar el PFPC primero debes decidir ante cual amenaza vas a enfocar tu Plan: Sismo, Inundación, Incendio, etc. Se recomienda iniciar por el fenómeno perturbador que con mayor frecuencia se ha presentado en tu localidad en los años recientes. Involucra a todos quienes habitan tu hogar y celebra una junta en donde les puedas compartir los 4 folletos que hemos referido al pie de este texto; con esa información será suficiente para integrar el PFPC. Revísalos detalladamente y asigna tareas y responsabilidades de manera voluntaria, estableciendo una siguiente reunión –en no más de una semana– para revisar avances e integrar el PFPC final, el cual deberán revisarlo todos y estar de acuerdo.

Etapa Cuatro (semana cuatro) REALIZA UN SIMULACRO. Una vez comprendido el Plan, asignadas las tareas, establecidos los tiempos, rutas de evacuación y punto de reunión, decidan celebrar un simulacro en la siguiente semana (la quinta) y pongan a prueba su Plan. Al final reúnanse y platiquen su experiencia; tomen notas, hagan nuevos acuerdos –denles cumplimiento en la sexta semana– y concluyan su PFPC. Imprímelo, háganlo digital y manténgalo en sus teléfonos. Si no ocurre una emergencia antes de 6 meses, vuelvan a hacer un simulacro para reafirmar los conocimientos y acuerdos. Así con cada fenómeno perturbador.

Finalmente, comentar que todo lo que se haga en favor de nuestra propia seguridad y protección familiar, nunca será una pérdida de tiempo ni un esfuerzo vano; muy por el contrario, no ocuparnos de nuestra protección y de estos temas que frecuentemente dejamos para otro momento significa siempre una pérdida de tranquilidad, de salud, de paz y quizá de la propia vida después de una emergencia o desastre. No lo olvides date el tiempo. ¡Hazlo ya! Que tengas una semana de éxito y llena de seguridad. ¡Cuídate! 

Hugo Antonio Espinosa

Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,

Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.

Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX

 

[1] https://www.proteccioncivil.cdmx.gob.mx/storage/app/uploads/public/5d8/bbb/e84/5d8bbbe84296c253595681.pdf

[2] https://dle.rae.es/resiliencia

[3] https://www.cenapred.unam.mx/es/Publicaciones/archivos/288-INFOGRAFAPLANFAMILIARDEPROTECCINCIVIL.PDF

[4] https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/502946/PLAN_FAM_SSPC_C.pdf

[5] https://www.cenapred.unam.mx/es/Publicaciones/archivos/175-FOLLETOPLANFAMILIARDEPROTECCINCIVIL.PDF


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