Los abrazos, ya no alcanzan

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Los abrazos, ya no alcanzan

Miércoles, 13 Julio 2022 00:59 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

El colmo de la situación aterradora de la inseguridad que se vive en el país. Ante la indiferencia del Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas que recae en la figura del presidente de México, Andrés López Obrador, quien ha defendido increíblemente y de una manera más que inverosímil, su supuesta estrategia de abrazos y no balazos. Ahora, aparentemente, es el propio líder del cártel Jalisco Nueva Generación. “El Mencho”, quien sale a “recomendar” a los cárteles no meterse con sacerdotes, médicos y maestros.

A más de dos semanas del asesinato de dos sacerdotes jesuitas en el interior de una iglesia localizada en la comunidad de Cerochaui, ubicada en la sierra Tarahumara de Chihuahua, así como a un guía de turistas, se han manifestado diferentes voces en rechazo a tan indignante suceso, decepcionando en gran medida la reacción de las autoridades al respecto.

Mientras que por una parte se sigue insistiendo con un mensaje poco reactivo ante la violencia desatada por las bandas delincuenciales, por otro lado, se endereza las baterías en contra de los que en este momento se consideran más peligrosos; todos aquellos que se atreven a levantar la voz y a exigir un cambio de estrategia, o, en términos generales, cualquier persona o grupo, ya sea religioso o de cualquier índole, que pida revisar la posición del gobierno ante el crimen; porque desde ese momento pasaran a ser objeto de cualquier tipo de injurias, acusaciones y señalamientos. Pero jamás, jamás, de respeto, como sucede con los grupos que han colocado de rodillas al pueblo mexicano.

Es preocupante observar la pasividad del gobierno, cuando existen comunidades enteras que, desalentadas por no ser escuchadas ante el yugo de los delincuentes, optan por abandonar sus tierras, sus casas, sus vidas, para aventurarse a alcanzar otras partes de la República, huyendo, siempre huyendo.

El problema es aún más grave cuando esos desplazados optan por emigrar a Estados Unidos, sumándose a las decenas de miles de centro y sur americanos que intentan hacer lo mismo, quienes, al mismo tiempo, huyen de la violencia de sus propios países; de la pobreza y de la falta de oportunidades.

Para desgracia del territorio conocido como “el sueño americano”, hoy por hoy, existen más naciones en América que han adoptado al populismo como forma de gobierno; un populismo que logra encantar al pueblo para después despojarlos hasta de la dignidad, para repartirles limosna y quedarse con todos los recursos posibles.

México, había reducido las caravanas que buscaban alcanzar la frontera con el vecino del norte, pero después de la pandemia y con el manejo del gobierno lopezobradorista en la administración pública, muchos ciudadanos mexicanos han decidido aventurarse, aún a pesar de que pudieran perder la vida en el intento, para alcanzar el “sueño americano”, pero, ¿cuál sería la diferencia? ¿Si es que incluso, la sentencia ya la tienen en su propia tierra?

Nunca como hoy es más angustiante vivir en México, en donde es el crimen el que impone las reglas, el que ocupa el lugar del gobierno, sin recibir mayor atención, solo basta recordar lo que en una mañanera señaló el mandatario, …aquellos lugares en donde sólo predomina una banda delincuencial, no existen enfrentamientos y por consiguiente no hay muertos. Lo que se puede traducir en: dejemos que sea solo un grupo el que domine un determinado lugar para que no haya derramamiento de sangre, sin palabras.

Gobernar ya no fue tan fácil como lo presumía al inicio de su gobierno el presidente Andrés López, no es suficiente que enderece las armas tuiteras de sus miles de bots, para contrarrestar a sus adversarios. El grito de angustia y desesperanza se ahoga en el silencio de los medios de comunicación, hoy sometidos al gobierno, como en otros tiempos.

Son muchos los frentes que ha abierto López Obrador, siguiendo un mismo curso, silenciar a quienes se atreven a reclamar o criticar a su gobierno, la respuesta es siempre la misma; insultar, injuriar, denostar, con esa sonrisa sarcástica que lo caracteriza, “…y lo mejor, es lo peor que se va a poner…” ´ sentenció el tabasqueño en uno de sus discursos, así que, hay que prepararse porque lo peor está por venir.

Puede usted preguntarse, ¿aún puede ser peor? ésta se puede contestar con una comparación muy ad hoc, ponga usted cualquier presidente, gobernador o presidente municipal que haya sido mal gobernante, el que sea, y puede descubrir que muchas veces el dicho es, votemos por tal o cual, al fin no puede ser peor que el que hoy se encuentra despachando.

La vida da sorpresas, si bien se puede recordar; muchos desafiaban al gobierno de Enrique Peña Nieto, por acusaciones de corrupción, y presumían que no podía haber otro gobierno que pudiera ser peor… las palabras se regresan y colocan de frente una verdad que obliga a rectificar tal bravuconada.

En estos momentos, a cuatro años del triunfo tan festejado de López Obrador, aún sigue acusando y culpando al pasado de lo que él no ha podido hacer, nada le sale, apurado por recuperar o mantener su popularidad, que es lo único que le interesa, va a inaugurar obras aún en proceso de construcción.

Pero como esas obras han ocupado muy poco tiempo como distractores, la realidad toca a la puerta y le dice que son un fracaso, que se levantaron sobre grandes mentiras, es el momento de sacar el as, para ir tras el gobierno del Estado de México, por eso se ha iniciado la persecución del ex presidente Enrique Peña Nieto, que, sin esperar más, acusó de recibido tal amenaza.

¿Por qué ahora? Pegunta más que lógica. El tabasqueño no tiene nada por presumir, solo sabe colocar escándalos para distraer, para darles “carnita” a sus redes y para mantenerse en lo que mejor sabe hacer, pelearse con todos y con todo. La estatua de la libertad solo es un ridículo ejemplo de eso.

¿Para qué quiere Morena otros seis años en el poder? ¿para cuidarse las espaldas? Porque bien se sabe que una vez agotado su tiempo y si ya no tiene ninguna posibilidad el presidente de reelegirse, o ampliar su gestión, puede ser perseguido legalmente, “la ley es la ley”, y de darse un cambio de gobierno, lo sabrá.


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio