La negociación que viene

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Publicado en Opinión

La negociación que viene

Jueves, 27 Octubre 2022 01:48 Escrito por 
Juan Carlos Núñez Armas Juan Carlos Núñez Armas Palabras al viento

En 1992 Carlos Castillo Peraza escribía: “La política no es una guerra entre ángeles y diablos, sino una búsqueda entre seres humanos que piensan diferente, que tiene que tener un cauce legal para que esta diferencia se traduzca en una convivencia posible, pacífica y capaz de poner las bases para que todos puedan vivir dentro de la misma pintura”.

En estos tiempos que nos ha tocado vivir, observamos diversos procesos de negociación política. En la federación, se discute la reforma electoral del presidente Andrés Manuel, en la que ha aceptado participar la alianza opositora “Va por México”, formada por PAN, PRI y PRD.  MC decidió mantenerse fuera de la discusión.

En nuestro estado se vive un azaroso proceso de definición de candidaturas en la misma alianza “Va por México”.  Todavía están en la búsqueda de método y persona que encabezará la candidatura a gobernador/a, sobre todo que la posibilidad de fractura del PRI está latente al no haberse presentado Ana Lilia Herrera al nombramiento de Alejandra del Moral como “Coordinadora por la Defensa del Estado de México”.

En ningún caso la negociación política es una tarea sencilla, De acuerdo con José Woldenberg, es un instrumento inmejorable para que las distintas fuerzas políticas se acerquen a forjar acuerdos y políticas públicas con una base social amplia. Sin embargo, según nuestra tradición muy mexicana todas las negociaciones políticas pasarían por la transa, claudicación, compra-venta. Lamentablemente, nuestra cultura política no da para entender que la negociación no es mala en sí misma, así que en el pasado fueron tachadas de concertaciones y el Pacto por México, del sexenio anterior, también cargó con muy mala fama entre la opinión pública en general.

Enrique Vargas, Coordinador de los Diputados del PAN en la Legislatura local, al felicitar a Alejandra del Moral dijo: “Seguiremos platicando PAN, PRI y PRD para construir una coalición que nos una en beneficio de las familias mexiquenses”. Esa es la intención de un negociador.

Las/os ciudadanas/os, por su parte, suelen tener un gran desprecio hacia la política, ganado por la mala fama de este oficio que desconoce la ética y la honestidad.  Muy lamentable es que los políticos profesionales, en las negociaciones en curso, han caído en la tentación de buscar beneficios personales o ceden ante el chantaje gubernamental. Estas posturas demeritan la búsqueda del bien común, porque sólo importa el poder, ignorando el imperio de la ley.

Las democracias son la antítesis de los gobiernos (y los países) de un solo hombre.  En democracia es necesario negociar para alcanzar acuerdos y quien no lo hace está destinado a fracasar. La política es el instrumento de negociación por excelencia, principalmente en democracia, y quienes la ejercen, deben hacerlo en nombre del bien ser y bien estar. Jamás para engañar y someter, mucho menos para imponer criterios personales a los demás.

Roger Fisher dice que “la negociación política es obtener algo mejor de nuestras actividades, es una realidad de vida, un medio para lograr lo que queremos de otros, llegar a un acuerdo con personas que comparten con usted intereses en común, pero también tienen intereses opuestos”.

Hace tiempo la negociación se entendía como un juego de suma cero, “yo gano, tú pierdes” y la práctica común era tener un enfoque competitivo. El regateo era lo principal, la satisfacción de las partes difícilmente se lograba y frecuentemente dañaba relaciones y provocaba resentimientos. Era común negociar donde había una postura dura y exigente y otra parte blanda y complaciente.

La escuela de Hardvard impulsada por el mencionado Fisher, así como Ury y Patton, estableció una negociación basada en principios y señala como bases: 1) Separar a las personas del problema, hay que separar las cuestiones emocionales y de personalidad del fondo del asunto a tratar. 2) Centrarse en los intereses, no en las posiciones, no discutir cuestiones como quién tiene la razón sino más bien, identificar intereses subyacentes, necesidades, deseos y motivaciones. 3) Inventar opciones en beneficio mutuo, lluvia de ideas para generar y ampliar las opciones que permitan optimizar la mejor opción y 4) usar criterios objetivos, no centrarse en quién tiene la razón de los hechos o datos correctos.

En todo momento es necesario evaluar cada avance de nuestro propósito de negociación. Dicen los autores que, frente a una negociación, tenemos que buscar la Alternativa de Mejor Acuerdo Negociado (AMAN). Cualquiera que sea el resultado impactará nuestras vidas en el corto y mediano plazo. Éste nuestro país necesita una oportunidad de saber negociar e invitar a la sociedad civil a emplearse a fondo en el cabildeo o lobbying, como suele conocerse en el medio, para obligar a los políticos a alcanzar la AMAN.

La política es tan importante que no debemos dejarla sólo en las manos de los políticos. La sociedad civil necesita hacer uso de su influencia y negociar para sí los cambios que se requieren para alcanzar el país que queremos, ejerzamos nuestro derecho antes de perderlo.

*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

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