¿Cuál es el escenario que el presidente López Obrador aceptaría en el 2024?

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Publicado en Opinión

¿Cuál es el escenario que el presidente López Obrador aceptaría en el 2024?

Miércoles, 15 Febrero 2023 00:48 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

No hay ninguno otro que no sea aquel en el que se le dé el triunfo a su candidato o candidata para la presidencia de la República, otro distinto provocaría de inmediato su ira y acusaría fraude; así lo ha hecho durante su carrera política; negar cualquier derrota ha sido su sello, al tiempo que fue construyendo una imagen impoluta para posicionarse en la voluntad del “pueblo”.

Manipulando los términos y envestido en una apariencia humilde y sencilla, López Obrador se lanzó a conquistar lo más alto del gobierno federal. Para lograrlo, no se reservó mesura alguna para magnificar su imagen, era lo más importante, porque bien sabía que por cuanto, a sus propuestas de gobierno, eran inexistentes, muy difíciles de cumplir, o, imposibles. Como el de erradicar por completo la corrupción.

De entre los rivales contra los que debía enfrentarse para alcanzar su sueño, era precisamente López quien menos podía explicar cómo lograría todo aquello que ofrecía al llegar a la presidencia, se la llevó en descalificaciones e insultos hacia los demás contendientes, apoyándose en una estrategia, eso sí, bien planeada, en contra del gobierno del entonces presidente Enrique Peña Nieto.

Acusar y señalar, demostró que es lo que mejor sabe hacer, lo hizo para llegar a conquistar el cargo que hoy ostenta, pero ocultó la pobre proyección de gobierno que traía bajo el brazo, el plan era sencillo, apoyarse en programas sociales para asegurarse en continuar en el poder, y que su gobierno, montado en ellos, pudiera trascender hasta donde fuera posible después de su sexenio.

Su idea bien pudo ser la de la reelección, que, en realidad no puede descartarse, porque aún no deja el cargo, y pueden suceder muchas cosas antes que eso pase. López Obrador está dispuesto a probar lo que sea, lo intentó con la ampliación de mandato del ministro Arturo Zaldivar, lo intentó con Jaime Bonilla en Baja California, y, como en otras cosas, también lo ha hecho continuamente, como la cancelación del aeropuerto que se construía en Texcoco, porque va midiendo el terreno, probando, intentando, observando hasta donde se le permite, para después, y sin dudar, dar el zarpazo final.

López Obrador, y nadie más que él, ha emprendido una furiosa ofensiva en contra del Instituto Nacional Electoral (INE), le estorba el árbitro, pues no va a aceptar de ninguna manera, que le puedan ganar a su candidata o candidato que elija para la presidencia, aunque la idea de continuar él mismo no puede ni debe pensarse que ya la dejó atrás, porque seguramente le da vueltas en la cabeza.

Cualquier cosa puede surgir a la luz de los resultados de la contienda de 2024, en el caso de verse superado por sus adversarios, cuenta con todo el poder: cuenta con los militares, cuenta con un ejército de incondicionales que ha venido alimentando al paso de los años, cuenta con la orientación y apoyo de los “médicos cubanos”, aunque enfrente se le antepone la Constitución, a la que ha violentado en repetidas ocasiones.

El tabasqueño, a la vista de todo el mundo, fue forjando su imperio, y nadie ha podido evitarlo, a pesar que aparecen figuras como la ministro presidente Norma Piña, o Santiago Creel Miranda, pero no es suficiente, los demás se encuentran agazapados, asustados y escondidos bajo los árboles para evitar pisar la cárcel por el motivo que sea, o peor, tienen miedo a ser víctimas de incondicionales dispuestos a todo con tal de complacer al oriundo de Macuspana.

De lo último que se le ha escuchado decir, aunque, a decir verdad, cada vez se supera a sí mismo y ofrece actitudes cada vez más penosas, es el señalamiento en contra del INE por ser, según él, un organismo bueno para nada. ¿Por qué? Porque no lo tiene a modo, un día lo insulta y al otro también, dice y presume que es el más caro del mundo, cuando él perfectamente sabe que no es así, y casualmente es quien más se ha beneficiado de su autonomía.

Pero teme perder y perder en grande en el 2024, y tiene razón en sospechar que no le favorece la complacencia ciudadana, pues ya se dio cuenta que está dispuesta a retirarle su apoyo, una gran parte de esa masa amorfa se lo dejó claro, mientras tanto, el mandatario no quiere preguntarse ¿a qué se debe? o tal vez ¿por qué tendría aún todo su respaldo?

El presidente no se ha cansado de descalificar a todo aquel que no piensa como él,  que lo critica, o que no se rinde ante sus pies: la clase media, las mujeres, los científicos, artistas, profesionistas, padres de los niños con cáncer, y un ejército de etcéteras pueden dar cuenta que lo que ha hecho López Obrador, es alejarlos, insultarlos, desprotegerlos, ¿Cómo por qué debían todavía apoyarlo?, como consecuencia de todos esos enfrentamientos, ¿quién puede aceptar, que no sean sus incondicionales, que las encuestas ofrecen esa verdad que quiere imponer?

No es casualidad que muchos piensan que esas mediciones son manejadas al antojo del poderoso López, para generar una idea falsa de que es increíblemente invencible, poderoso y amado por toda la nación. Pero hay algo a lo que le teme y no puede ocultarlo, es el reto que le incomoda, enfrentar a la sociedad civil.

A la fecha, López no ha logrado superar el disgusto que le provocó la marcha del 13N, perfectamente debe conocer los números reales de esa marcha, así como los que arrojaron los de las que lo hicieron a lo largo y ancho de toda la república mexicana, no debe ignorarlos y no puede desaparecerlos de un solo chasquido. Ahí están, ahí se reunieron y ahí se hicieron presentes cientos de miles de mexicanos en defensa de su voto, y que además, reprueban su actitud, su gobierno y sus formas.

Se avecina para el próximo año la madre de todas las batallas, termina su sexenio, pero no parece que quiera retirarse por voluntad propia, está instalado en colocar distractores diversos. El actual, es el proceso en contra de Genaro García Luna, no le durará para siempre, pero no importa, buscará otro que le sirva. Mientras tanto, las cuentas no le salen, el país se le escurre de entre las manos como agua, no tiene nada que ofrecer que no sean sus caprichos que proyecta y presume ya terminados, o que pronto lo estarán, no habrá los frutos que prometió. La realidad es más terca que el propio López.

El presidente será más peligroso cada vez, y ante la posible derrota, podrán ocurrir muchas cosas, si ya fue “presidente legítimo”, puede probar otra idea, como la tentación de recurrir a las fuerzas armadas, que, por cierto, suscribieron con la marcha de la lealtad el respeto a la Constitución, y ésta dice que no puede haber reelección, pero de que se retira de la política nacional, ni pensarlo.


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio