Sandra Milena tendría unos 16 años cuando salió de su natal Antioquía, la provincia predilecta de Pablo Escobar Gaviria, el tristemente célebre “señor del mal”, que nació en Envigado, en ese mismo departamento antioqueño. Allí, el solo hecho de nombrar a Pablo genera reacciones confusas. Por un lado, un recuerdo aterrador por el daño y la desolación que causó, e igualmente una grata evocación y admiración por su contribución a los pobres, con comida, casas, dinero. Aún ahora está inmortalizado con el sobrenombre del “Robin Hood paisa”.
De Escobar perduran mitos que lo inscriben como el narco más poderoso del mundo. Algunos refieren que ostentaba una fortuna de más de ¡30 mil millones de dólares! Sin embargo, nunca se pudo saber, pues en 1993 fue abatido por policías, descalzo y corriendo por el tejado de una de sus casas ubicadas en el barrio de Los Olivos, en Medellín. Así se puso fin a una época sombría de violencia en Colombia.
Su legado (si así se pudiera llamar) fue la creación de células criminales que entendieron que en la violencia está el mejor nicho para enriquecerse. Y si bien el target delictivo es introducir cocaína o fentanilo a los Estados Unidos, otra fórmula criminal de esas bandas se enfocó en niñas como Sandra Milena, con sueños de superación. Son enviadas a México para trabajar como supuestas modelos, debiendo pasar por la explotación sexual y ser obligadas a embaucar a políticos o ‘maridos’ asiduos a ‘congales’ para enamorarlos y extorsionarlos, operando principalmente en la CDMX, Morelos, Guerrero y Cancún.
Sandra Milena. Sin senos no hay paraíso
Sandra trabajaba desde los 14 como “raspachina” o cosechadora de la hoja de coca y flor de amapola. Pero su sueño era salir de la pobreza. Se veía a diario en el espejo y no se sentía fea. Sus compañeras la animaban a “operarse”. El dinero —lo creía así— podría obtenerlo fácilmente trabajando como “mula”, transportando droga en su cuerpo. Fue así que conoció a “Wilebaldo”, un “mulero” que la introdujo al traslado de anfetaminas a México. Ella descubrió así que era parte de un InSight Crime donde todos son parte de la cadena criminal.
“Mile”, como la conocían, llegó a México y entró al ‘negocio’ a través de una banda conocida como “los colombianos”, dedicados a la extorsión, robo, despojo y trata sexual. Con tan solo 18 años de edad, la localizaron muerta en un paraje de Los Tres Reyes, en Cancún. Tenía operados los senos.
Paloma Nicole. Mamoplastia mortal
El caso de Paloma Nicole Arellano, una niña de 14 años, no es tan distinto. Fue presumiblemente asesinada durante una irresponsable cirugía de senos. Ambas quizá anhelaban ser más hermosas, aunque fuera a través de una belleza artificial. Sin tener la edad suficiente para el desarrollo dominante de su cuerpo, fue alentada por su madre, Paloma Yazmín Escobedo, para someterse a una intervención quirúrgica ornamental, en una clínica donde ella labora como enfermera estética, junto a su novio, el médico que la operó, Víctor Manuel Rosales.
Hoy debaten causas probables: que si tenía COVID, que si una ley para regular estas cirugías, que si esto, que lo otro… pero es inadmisible aceptar la podredumbre humana que finca su estatus en inyectarse las nalgas y los senos, o reducirse la cintura, estirarse la cara o la nariz, con la complicidad incluso de sus progenitoras, para prostituirlas como influencers; porque incitarlas a modificar su cuerpo e incursionar, como muchas otras, en las redes sociales para tener dinero, viajes, autos, es también otra forma de prostitución… y de criminalidad… Hasta otro sótano.
Mi X @raulmandujano