¿Se pondrán de acuerdo las máquinas?

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¿Se pondrán de acuerdo las máquinas?

Lunes, 10 Octubre 2022 00:52 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

El Tiempo no espera a nadie

Tenemos que construir este mundo juntos

O no tendremos más futuro juntos

Porque el tiempo…

No espera a nadie

Freddie Mercury

 

Nunca habíamos sido tantos como ahora. Asistimos a una etapa de la humanidad en la que nunca antes la cantidad de Homo Sapiens vivos y juntos  –conectados, diríamos hoy– había sido más grande que ahora en el siglo XXI. Nunca antes se había tenido el desarrollo tecnológico y científico del que hoy gozamos. No obstante, el vertiginoso desarrollo de la ciencia, la técnica y las comunicaciones contrasta con la lenta y complicada evolución del ser humano, lo cual irremediablemente obedece a procesos físico-biológicos, cognitivos y sociales de largo aliento, cuyos rasgos morfológicos y psíquicos cambiarán sólo a lo largo de miles de años. Los saldos de esa disparidad evolutiva entre humanos y máquinas los estamos viviendo hoy.

Parece que la revolución de la tecnociencia viaja en jet ultrasónico, mientras que la evolución profunda del comportamiento humano continúa a pie y a paso lento. En tal sentido, los principales riesgos a los que se ve expuesto el ser humano del siglo actual continúan siendo los mismos de hace 50 años –medioambientales y geopolíticos, principalmente–, pero hoy son potenciados y diversificados dadas las amplias posibilidades actuales de crecimiento urbano, movilidad y conectividad social, las cuales agudizan y amplifican los efectos destructivos de los fenómenos perturbadores, los cuales afectan por igual a ricos y pobres.

La capacidad del Homo Sapiens de hoy para resolver sus necesidades inmediatas es tal que, con tres clics, puede ordenar su comida, lavar la ropa, hacer las compras del supermercado y organizar sus vacaciones a Europa, sin embargo, su alcance para mitigar las amenazas y vulnerabilidades que lo circundan es muy limitado, ya que no puede evitar –con los mismos tres clicks– la contaminación y desbordamiento de ríos; la contención de incendios forestales; la transgresión de los usos de suelo, la devastación ecológica, los climas extremos, la gentrificación inmobiliaria y la voracidad corporativa e industrial que, sin tener plena consciencia de ello, afectan su calidad de vida.

En contraste, a pesar de que la identificación y localización de riesgos es cada vez más rápida y precisa mediante el uso de la ciencia y la tecnología, su proceso de gestión y extinción continúa siendo una tarea exclusiva de políticos y funcionarios públicos, quienes a través de procesos muy burocráticos, complicados y sin asignación presupuestal, tienen la tarea de abatirlos, con las leyes, planes y programas gubernamentales bajo el brazo, pero lejos, muy lejos de los ciudadanos que los padecen todos los días y exigen –también a golpe de clics en las redes socio digitales– que las cosas se solucionen, que su seguridad y protección se garantice, pero sin involucrarse, sin comprometerse, ni participar en la construcción de las urgentes soluciones.

Así, sin diálogo y sin acuerdos entre ciudadanos y funcionarios, jamás se podrá, lo tenemos comprobado, porque se nos olvida que los servidores públicos también son ciudadanos; que ven las mismas series televisivas, compran en las mismas tiendas departamentales y sueñan con el mismo auto de lujo, por lo tanto también quieren resolver los problemas con los mismos tres clics y, créame, también hacen lo que pueden con el marco legal y administrativo que como sociedad nos hemos dado –ahí sí, todos, porque todos los ciudadanos tienen derecho al voto– y nomás no logramos encontrar la solución. Tres clics no son suficientes para resolver nuestros problemas comunes de seguridad y protección civil.

 Por lo anterior, en virtud de que corresponde a los humanos de carne y hueso –y no a las máquinas y algoritmos– contrarrestar los procesos de construcción social de los riesgos y desarrollar ciudades más resilientes y sostenibles, es urgente alcanzar nuevos acuerdos y alianzas entre ciudadanos, empresarios, representantes populares y funcionarios públicos, poniendo por delante el interés público y el bienestar de los sectores más vulnerables, lo cual involucra necesariamente la implementación de políticas públicas más inteligentes y sostenibles, requirentes de muchos recursos, amplias partidas presupuestales y, lo más difícil, el involucramiento de la sociedad civil, para revertir la debacle medioambiental y la exacerbada apatía y desinterés de los ciudadanos por su propia protección. 

Si no nos ponemos de acuerdo ya –se está haciendo tarde–, el tiempo continuará su paso y los daños al planeta y sus habitantes serán cada vez más difíciles de revertir; los accidentes industriales más severos y las muertes por sismos e inundaciones más frecuentes. ¿Cuándo nos pondremos de acuerdo? ¿O estamos esperando que, mejor, nuestras máquinas y dispositivos electrónicos lo hagan?  Sabemos que eso no va a ocurrir. Iniciemos por involucrarnos en nuestro trabajo, escuela o Unidad Habitacional para que exista un Programa de Protección Civil y que en la educación básica se incluya la materia de prevención de riesgos y cuidado del planeta; lo demás, llegará pronto. ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa

Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,

Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.

Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX


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