Sin supervisión, una falla puede ser fatal

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Sin supervisión, una falla puede ser fatal

Lunes, 29 Enero 2024 00:12 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

La tarde del martes 16 de enero de 2024, durante los trabajos de construcción de un tramo del trayecto del Tren Interurbano que unirá las ciudades de México y Toluca, la falla mecánica de una grúa provocó la caída de una enorme estructura de más de 30 toneladas de peso sobre la vía pública. La “Dovela”, como se le conoce a dicho bloque de concreto, cayó de una altura de 40 metros aproximadamente sin causar daños a nadie. Solo un par de vehículos, estacionados justo debajo de donde se ejecutaba la maniobra fueron aplastados por dicha mole de varilla y cemento.

¿Qué hacían dos vehículos particulares estacionados y varias personas dentro del perímetro de un área de trabajo de altísimo riesgo? ¿No era más seguro realizar maniobras de tal envergadura en un horario nocturno o de menor movilidad ciudadana? ¿A quién corresponde tomar esa decisión? A juzgar por las imágenes difundidas en medios de comunicación y redes socio digitales, la zona donde sucedió el percance carecía de señalización de acceso restringido, acordonamiento de seguridad perimetral y, lo más grave, la ausencia de supervisión y coordinación en sitio, a cargo del personal operativo de las empresas constructoras y las instancias locales de protección civil, obras públicas y movilidad, la cuales deberían colegiarse para garantizar la seguridad y protección de la ciudadanía que habita y transita por las inmediaciones de la obra.

La terminología difundida por la oficina de la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de la ONU (UNISDR, por sus siglas en inglés), considera como “amenaza tecnológica” a toda acción humana que pueda ocasionar muertes, lesiones, enfermedades u otros impactos a la salud, al igual que daños a la propiedad, pérdida de medios de sustento, servicios, trastornos sociales, económicos, o daños ambientales, cuyo origen sea provocado por desechos tóxicos, contaminación industrial, derrames, explosiones de fábricas, así como por fallas en la infraestructura y accidentes industriales. El incidente al que nos referimos quizá no alcance a ser considerado como una amenaza tecnológica en estricto sentido, pero si hubiera causado múltiples fatalidades, lo pensaríamos dos veces.

Aunque la buena fortuna se hizo presente y el saldo fue blanco, la planeación y desarrollo urbano de una ciudad, junto a los riesgos que en ella se generan, no pueden ser dejados a la suerte, sino sometidos a esquemas de prevención, en este caso basados en la Ley de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil de la Ciudad de México, específicamente en un Programa Interno de Protección Civil para Obras de Construcción, por parte del consorcio constructor (Art. 58); asimismo, la dimensión e impacto de las obras del Tren Interurbano requieren, por parte de la autoridad en materia de protección civil, revisión y monitoreo permanentes (Art. 113), así como la realización de visitas de verificación y procedimientos de suspensión temporal, total o parcial en caso de incumplimiento (Art. 213).

Lo sucedido pudo evitarse con una adecuada administración de riesgos, a través de un Plan de Seguridad y Salud en el Trabajo, al cual están obligadas las empresas contratistas y la Entidad responsable de la Obra, en razón de la cantidad de trabajadores que simultáneamente laboran en espacios y tiempos determinados, derivado de un análisis de riesgo correspondiente a cada etapa de la obra y la complejidad de cada una de las maniobras.

En el caso que nos ocupa, es menester la formación de una estructura organizacional dedicada exclusivamente a la administración de la seguridad y contar con instalaciones, recursos humanos y materiales para la supervisión; incluso incorporar a los responsables de las empresas subcontratistas y asignarles la autoridad necesaria para que se cumplan las medidas preventivas.

Los accidentes industriales son totalmente prevenibles si los procesos productivos se desarrollan con una Metodología General para la Ejecución Segura del Trabajo que, en cada etapa, considere el cuidado de las personas (operarios y usuarios), los bienes y el entorno, ya que de no anteponer la seguridad en cada proceso constructivo, la fortuna no nos podrá acompañar siempre. Esto es también protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa Ramírez

Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre

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