Lo esencial del SINAPROC

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Lo esencial del SINAPROC

Lunes, 26 Agosto 2024 00:01 Escrito por 
Hugo Antonio Espinosa Hugo Antonio Espinosa Sin riesgos

“Conservar y proteger a la sociedad, constituye la primera tarea del Estado.” Así inicia el texto introductorio a partir del cual se estableció el Sistema Nacional de Protección Civil en México (SINAPROC), en mayo de 1986. La protección de los ciudadanos ante los peligros y riesgos que le rodean es la esencia de este ente gubernamental cuyo principal objetivo es, desde su creación, atender esta necesidad natural de salvaguardar a la población.

La noción de protección civil es amplísima y se puede explicar desde múltiples ópticas, desde los fenómenos naturales y sus efectos destructivos; desde las acciones que la ciudadanía demanda en respuesta a las condiciones de vida que anteceden a la construcción social de los riesgos; o desde el derecho que cada mexicano tiene a la vida, a la salud y el trabajo como premisas de una corresponsabilidad entre el Estado y la sociedad para garantizar un desarrollo económico, urbano e industrial sustentable, hacia un futuro seguro.

Por ende, después de los sismos de 1985, el SINAPROC reconoció que las acciones de auxilio, rescate, refugios temporales, entrega víveres y apoyo a damnificados después de los desastres no son suficientes y que sólo corresponden a la fase reactiva de intervención del sistema; de igual forma se admitió y promovió desde entonces que la prevención es la fase más importante de la operación de la estructura recién creada. El hilo conductor y esencia de la protección civil fue la movilización y solidaridad ciudadana, la descentralización de las instituciones, la igualdad de género, clase, ideología y etnia, lo cual potenciaría definitivamente el espíritu de ciudadanía que irrumpió tras la catástrofe.

La recuperación y estabilización del tejido social post desastre se proyectó para tres años. Con el novedoso concepto de Planeación Democrática, implementado por el gobierno de Miguel de la Madrid, la reconstrucción de la infraestructura pública dañada y las viviendas destruidas sería ejecutada con una visión de largo plazo, con mayor justicia, equilibrio y solidaridad antes del fin del sexenio. ¿Qué pasó? Que la efervescencia ciudadana que impulsó la creación de la Asamblea de Barrios en la Ciudad de México, entre otras organizaciones de apoyo, fueron absorbidas por el clientelismo político y la desviación de su objeto social, para convertirse en un partido político.

Asimismo, el laberinto burocrático y las malas prácticas de la administración pública a las que fue sometida la estructura gubernamental creada para el SINAPROC no le permitieron desarrollarse y, hasta la fecha, nunca se logró un involucramiento verdadero de la ciudadanía en la corresponsabilidad deseada entre el gobierno y la sociedad civil, debido a la inexistencia de programas preventivos y la nula asignación de recursos económicos para estos desde la Federación. Política pública sin recursos es demagogia.

Para involucrar efectivamente a la sociedad civil en dichas tareas de protección, el SINAPROC consideró imprescindible una amplia participación popular en el Comité de Prevención y Seguridad Civil (CPSC) para captar las propuestas que venían desde abajo, incluyendo criterios de participación, coordinación, concertación e inducción; estos criterios darían soporte a los Subcomités específicamente diseñados para la participación ciudadana, tales como el de Organización y Participación Social y el de Educación y Capacitación, los cuales nunca operaron, ni tuvieron el alcance esperado, básicamente porque nunca les fue asignado presupuesto.

Bastaría con preguntarle a nuestros padres y abuelos si recuerdan la aplicación de algún programa gubernamental durante los años noventas y dosmiles enfocado a la prevención de desastres o la educación para la prevención de riesgos en las escuelas, comercios o industrias, mucho menos en los medios de comunicación masiva. Lo más que se ha podido lograr, después de 38 años, es la celebración de un Simulacro Nacional todos los 19 de septiembre de cada año, sólo para conmemorar la tragedia, mediante un decreto presidencial del año 2001, que nos obliga a todos a participar.

El SINAPROC fue, y es actualmente, una estructura hueca y burocrática que atraviesa a los tres niveles de gobierno, ausente de objetivo real y de dinamismo, que cumple con ser la entidad responsable de la gestión superficial de los desastres a través de acciones reactivas cuya esencia le fue robada y nunca recuperó, y es la fuerza y poder de la ciudadanía. Esto es también protección civil. ¡Que su semana sea de éxito!

Hugo Antonio Espinosa Ramírez

Funcionario, Académico y Asesor en Gestión de Riesgos de Desastre

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