Tlali Nantli, la madre olvidada
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Tlali Nantli, la madre olvidada

Miércoles, 27 Agosto 2025 00:05 Escrito por 
Desde el Sótano Desde el Sótano Raúl Mandujano Serrano

Platiqué con un hombre de edad avanzada. De mirada cansada, pero muy orgulloso de ser un vigilante de los bosques de Capilahuic, en la Villa de San Nicolás Coatepec de las Bateas. Se trata de una región de senderos de pinos y oyameles en Santiago Tianguistenco, que es también resguardada por el “Chaneque”, un escandaloso duende que suele aparecerse en esos bosques para atemorizar a los “malos” visitantes y hacerlos perderse entre los árboles. Podría decirse incluso que, si se mira fijamente entre la inmensidad de la floresta, puede verlo observando escrupulosamente entre la maleza.

Quizá solo sea la magia misteriosa del bosque o el misticismo incitado por la “ceremonia de agradecimiento a la madre tierra” y a Ometéotl, el dios de la creación nahua, a través de ese ritual oficiado por la Jefa Suprema de la comunidad de los Pueblos Originarios de San Lorenzo Huehuetitlán, Patricia Rodríguez, o quizá, si está ahí, el “Chaneque”, observando sigiloso, espiando entre las sombras verdes.

Salvaguardar esos bosques es sembrar vida, al menos así lo expusieron la alcaldesa de Santiago Tianguistenco, Erika Olea de la Torre, y la presidenta de la Asociación de Periodistas y Comunicadores Mexiquenses, Guadalupe Escobar. El Ayuntamiento y la APYCM impulsaron la Jornada de Reforestación “Encuentro con la Madre Naturaleza”, cuya meta fue sembrar mil árboles de pino del tipo Pinus greggii. Y más allá de ser una jornada de selfies, ver ahí a periodistas, gente de la comunidad y el municipio, a rescatistas de la Brigada Internacional de Rescate “Topos Azteca”, encabezados por Héctor “El Chino” Méndez, pero sobre todo a la presidenta Erika Olea, hundiendo la pala en la tierra húmeda del paraje de “La Campesina”, depositando cada planta y cubriendo con firmeza el espacio para que sobreviva, fue sin duda una experiencia de vida para Tlali Nantli, la Madre Tierra, y Xochiquetza, la divinidad de lo femenino, de las flores, la alegría y la belleza.

Así se vivió esta jornada de “Periodismo con Raíces”, de “Tianguistenco Renace Verde”, y seguramente, pese a la cansada caminata hasta el punto de encuentro y el regreso aún más agotador, la meta no se cumplió. Ahora, la segunda parte le corresponde a ese bosque de agua, en el que tendrán que sobrevivir las plantas bajo la mirada protectora del duende y de ese hombre de edad avanzada y bastón.

La madre olvidada de Ometéotl

Si bien la jornada forestal fue triunfante, Erika Olea puso “el dedo en la llaga” —como lo hizo alguna vez Santo Tomás en un episodio bíblico—. La alcaldesa recordó una reforestación anterior en esos bosques en los que se sembraron cinco mil plantas, pero sobrevivieron solo unas cuantas. Santiago Tianguistenco, dijo, es un “bosque de agua”, prioritario y casi único, pero entre la tala clandestina y el descuido se pierde gran parte de su belleza. Y aunque la tarea gubernamental no parará para proteger los bosques, la gente debe involucrarse, no solo para exigirle al gobierno porque, cuando se les convoca, “no tienen tiempo o están muy ocupados”. Así que hizo un llamado a proteger a esa madre tierra casi olvidada.

El periodista come una tuna dulce, jugosa. Es el postre después de un plato de arroz y carne que degustó con una comunidad que tiene el privilegio aún de respirar aire puro, de escuchar el barullo de los pájaros y, en sus ciénegas, de disfrutar la presencia de las ranas toro, de la polluela amarilla, del cacomixtle y del ajolote, ese místico ser que, aún en peligro de extinción, tiene un hogar privilegiado en Santiago Tianguistenco. Hasta otro Sótano.

Mi X @raulmandujano.

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