Atender la salud mental, asunto de presupuesto
DigitalMex - Periodismo Confiable
Publicado en Opinión

Atender la salud mental, asunto de presupuesto

Miércoles, 15 Octubre 2025 11:21 Escrito por 
La Tribu Entera La Tribu Entera Ricardo Joya

Cerrar los ojos a la pandemia silenciosa que se vive desde hace más de una década entre la comunidad estudiantil no resolverá el problema de salud mental que enfrentamos. Hace unos días se conmemoró el Día Mundial de la Salud Mental, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado con respecto a la crisis que se ha agravado a partir de la pandemia por COVID-19.

El estrés clásico, provocado por las presiones que detonan las responsabilidades académicas y la necesidad de aprender nuevas competencias, se ha transformado en una mezcla de soledad, autolesión, ansiedad constante y sensación de desamparo, que se ha identificado en las juventudes actuales, las cuales vivieron la pandemia cuando se encontraban en la adolescencia y hoy rondan los 20 años de edad.

Desde hace más de una década se había advertido con respecto a la fragilidad de las y los jóvenes e incluso se les colocó la etiqueta de “generación de cristal”, para referir a quienes nacieron luego del año 2000. Con edades entre los 11 y 22 años, han crecido en un entorno tecnológico “abrumador”, que les permite acceder a información que hace 30 años no era posible obtener con facilidad. Su vida cotidiana se extiende a través de las redes socio-digitales, de manera que conocen nuevas experiencias y acceden a “mundos lejanos”.

Se les ha caracterizado como intolerantes a la crítica; se frustran rápidamente; inestables emocionalmente; sufren de inseguridad; adictos a la tecnología con habilidades audiovisuales; “desconocen” la importancia de los libros y no tienen interés en la cultura; no tienen noción del tiempo; necesitan reconocimiento social, aunque muestran baja autoestima; son sensibles a situaciones cotidianas; tienden a la melancolía y se victimizan frecuentemente.

En ese contexto, las instituciones de educación no aplicaron medidas que permitieran, primero, identificar esas condiciones y a quienes y cuántas personas -de sus respectivas comunidades- se encontraban en esa circunstancia. Segundo, tampoco se diseñaron y ejecutaron políticas públicas para atender esas condiciones que no causó la pandemia, pero que sí las hizo visibles, y ahora estamos enfrentando las consecuencias.

De acuerdo con los especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) solamente el 2% del presupuesto de salud del país se destina a la salud mental, y en nuestro país únicamente existe un hospital psiquiátrico.

En el caso de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx) en 2023 -de acuerdo con la investigación Ejercicio y salud mental en estudiantes universitarios, de Georgina Isabel García López y Fidencio Ochoa Flores, se señaló que “los trastornos depresivos se presentan antes de los 18 años y, durante la universidad, hasta 30% de los estudiantes presenta algunos síntomas depresivos a causa del estrés escolar”.

Hace unos días, la máxima casa de estudios de la entidad -a través de Andrés Salvador Herrera Hinojosa, académico de la Facultad de Ciencias de la Conducta- informó que la salud mental debe transformarse “en una prioridad social y cotidiana” y no debe limitarse a una fecha conmemorativa. Se dio a conocer que padecimientos como el trastorno obsesivo-compulsivo, el trastorno límite de la personalidad y el trastorno por déficit de atención, son algunos de los más frecuentes en la actualidad.

Herrera Hinojosa reafirmó que la “pandemia de COVID-19 actuó como un catalizador de problemáticas preexistentes como el aislamiento, el estrés y los conflictos familiares”.

Por ello, ahora que vendrá la discusión del presupuesto de egresos para 2026, tanto en el orden federal como estatal, sería importante que las y los legisladores tomen decisiones para proveer de mayores recursos a la atención de la salud mental y que permitan articular estrategias reales para atender a quienes enfrentan padecimientos de esa naturaleza; de lo contrario -como lo he señado en otros espacios- las consecuencias las enfrentaremos todas y todos en el mediano plazo.

El riesgo de tener más población adulta con problemas de salud mental no resueltos o gestionados podría tener condiciones devastadoras para toda la sociedad, porque a ellas y ellos les corresponderá tomar decisiones en diferentes ámbitos, y hacerlo sin una salud equilibrada repercutirá en todos los sectores.

Ojalá que algún grupo parlamentario de la Legislatura estatal revise a detalle ese problema, porque la pandemia silenciosa está presente y corre el riesgo de que se extienda.

Visto 176 veces
Valora este artículo
(1 Voto)
Ricardo Joya

La tribu entera