La Calle es Nuestra
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La Calle es Nuestra

Martes, 25 Noviembre 2025 00:05 Escrito por 
La Hidra Digital La Hidra Digital Margarita Jiménez

En 1968 los estudiantes ganaron las calles durante un régimen autoritario. Desde entonces, las calles y las plazas son el espacio público donde se expresa la sociedad. Antes las habían tomado los médicos, los electricistas, los ferrocarrileros y, después, en 1971, El Halconazo. En uno y otros casos estaban destinados a que las voces y los dolores sociales no fueran escuchados por la autoridad.

Más adelante hubo otras manifestaciones que dejaron huella; sin embargo, es de recordar la Marcha por la Paz de 2004, que realizó la sociedad capitalina en contra de la inseguridad y la violencia. Siendo jefe de Gobierno del Distrito Federal (ahora Ciudad de México) Andrés Manuel López Obrador, se llenaron las calles y la plancha del Zócalo, la que él tomó innumerables veces. Después las mujeres se hicieron escuchar por los feminicidios crecientes, la violencia y la discriminación de género, a quienes empezó a tomarse en cuenta en la ley. Las mujeres pasaron de víctimas a protagonistas de la lucha contra la violencia y el abuso de ellas en todos los órdenes.

Hubo un impasse y, en 2022, La Marea Rosa, que identificó la lucha y narrativa de la sociedad por la seguridad. Marchas de marginados y de la clase media que ya empezaban a hacerse sentir.

Los granaderos, que habían desaparecido por lo menos en apariencia después de la lucha del 68 y el 71, empezaron a reaparecer; el Bloque Negro, las vallas y otras tácticas propias que los gobiernos autoritarios y castrenses practican. La ley y las declaraciones de las autoridades que ayer habían sido estudiantes hoy se convertían en jueces y golpeadores de los manifestantes, al igual que Ayotzinapa, quiebre del sexenio de Enrique Peña Nieto, que dejó una huella imborrable entre activistas y luchadores.

La falta de solución a los problemas de cada día se fue haciendo mayor: la pobreza, la inseguridad, los feminicidios, la pérdida de empleos, el cierre de empresas. Se incrementaron los cierres de caminos, de carreteras, de casetas, de bloqueos de calles y avenidas. Muchas ciudades se volvieron intransitables, la gente empezó a guardarse en sus casas. El miedo y la incertidumbre se apoderaron de las comunidades.

Hoy, en semanas consecutivas, las calles aledañas al Zócalo y la plancha misma se convirtieron en la tierra prometida para las manifestaciones y, cada vez más, fueron cerradas con bloques de concreto para dejar un mínimo paso; las vallas protegiendo a los edificios de gobierno; el Bloque Negro, pagado seguramente por alguien que gana con el desorden y con lastimar a la sociedad y a la policía misma.

En estas dos últimas semanas se han manifestado grupos de todas las clases sociales y de todas las actividades, incluidas, de manera relevante, las madres buscadoras, los agricultores y campesinos que se levantaron para decir basta al cobro de piso, basta por los muertos de los que está sembrado el país. En una expresión: ¡basta!

Hoy están muertos la mayoría de los líderes del 68, pero la fecha está grabada en la historia de México como el inicio de una lucha por recuperar las calles más allá de las tácticas castrenses de la autoridad, por recuperar el México donde se podía vivir.

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Margarita Jiménez

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