Ahora las 26 misteriosas empresas de AMLO

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Ahora las 26 misteriosas empresas de AMLO

Domingo, 29 Septiembre 2019 00:08 Escrito por 
Ahora las 26 misteriosas empresas de AMLO Lo bueno, lo malo y lo serio

Cómo estarán de mal las cosas en el gobierno y en la dificultad para emprender el vuelo de la nueva administración federal, que es necesario que todos los días tiene que salir el presidente Andrés Manuel López Obrador a convencer al pueblo de México que las cosas van bien, que el crecimiento, que la seguridad, que las mentiras que te dije ayer deben ser consideradas como la única verdad.

Siempre hay algo nuevo, algo que entretenga para no verse obligado a atender lo que realmente es urgente. Seguridad, crecimiento, proyectos, respeto a la ley, entre muchos, muchos otros pendientes, pasan de largo de la atención que debería darle el mandatario, quien sí o sí, dicta la agenda diaria.

Ha surgido de pronto y como por arte de magia la inscripción en el Servicio de Administración Tributaria (SAT) de Boca del Río, Veracruz, de 26 empresas a nombre del Jefe del Ejecutivo como socio, pero afortunadamente se le pudo avisar a tiempo y lo celebra; “ayer me dieron a conocer de una inscripción que hicieron en el padrón de el SAT donde registran empresas, y apareció de que me inscribieron como socio de 26 empresas. ¡26 me rayé!” dijo, y felicitó a los funcionarios del Sistema por detectar ese tipo de movimientos a tiempo, antes de que sus adversarios puedan utilizarlo en su contra.

Adversarios que él inventa, o tal vez se refiere a los que se encuentran moralmente derrotados, no se sabe, pero lo que si parece ser una burla grotesca, es ese registro de las empresas fantasmas.

Lo anterior, en razón a que Jannet López Ponce, periodista de Milenio, publicó un informe del propio SAT en el que se da cuenta que los nombres de las 26 empresas, socios y representante legal, son funcionarios del SAT y que la operación de registro se realizó con la clave de Claudia Oliva Martínez Rodríguez, funcionaria del mismo ente gubernamental, además, el 11 de agosto (día del registro) fue domingo.

Esta situación se presenta así porque nada parece afectarle al titular del ejecutivo federal, ya que desde su púlpito decide a quién hay que considerar como enemigo, o quien debe ser considerado como perseguido por esa prensa fifí, a la que determina que no les tiene confianza porque son deshonestos. Probar que lo sean, no es necesario, lo ha dicho él y con eso debe ser suficiente.

Es más probable que todo lo anterior sale a cuenta para hacer frente al reportaje de Carlos Loret de Mola; quien publicó el descubrimiento, como consecuencia de una investigación periodística, de una impresionante cantidad de bienes inmuebles y de empresas que se le adjudican al flamante director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz, quien se ha convertido en una especie de hermano incómodo para el de Macuspana, pero eso no lo altera, ¿qué le debe a Bartlett el presidente? Es la pregunta que hace Loret, sin respuesta alguna.

Los hechos denunciados deben ser investigados por parte de la Secretaría de la Función Pública a cargo de la doctora Irma Eréndira Sandoval Ballesteros, sin embargo, hace no mucho que consideró hacerlo, y tal vez por presión, aunque desde ya, se puede presumir un resultado como el de la Casa Blanca de Peña Nieto, Angélica Rivera, o de ambos, por parte del entonces titular de dicha secretaría Virgilio Andrade Martínez, es decir, no pasa nada, todo fue el resultado de la calentura de algún periodista inconforme.

Pero más allá de la irrisoria y esperada resolución de la Secretaría de la Función Pública, debe ponerse especial atención en los alcances que representa para López Obrador defender al impresentable director de la CFE, pues sabe muy bien que cuenta con un capital social muy importante de seguidores sedientos de acabar con los adversarios, calificados así por él mismo, y sería lo que presume, que es indestructible.

Por otro lado, la sospecha es suficiente para el presidente, quien desde su púlpito puede acusar, señalar y sentenciar sin la necesidad de probar nada, puede decir o desdecir, no tiene reparo en las mentiras, porque no tiene o siente que tenga ninguna obligación demostrar nada, ¡ha! Pero si se trata de alguien más que intente poner en tela de duda algo de lo que dijo, o señala algo en su contra o de sus incondicionales, es el primero en exigir pruebas, o descalifica, como en el caso de Loret, al manifestar no tenerle confianza y lo califica de deshonesto, ¿cuál sería la prueba de ello?, sólo se limita a manifestar que el pobrecito de Bartlett está enfrentando una campaña en contra de su persona de parte de los adversarios, de los conservadores, cuando debería pedirle a su director que aclare la situación y demuestre su inocencia.

La historia del “hermano incómodo” del nuevo presidente, ya es muy antigua, cualquiera puede darle una revisadita y generar su propia opinión, la cuál, debe ser respetada ya sea buena o mala, desafortunadamente es una de las cosas que hoy en día no se respeta, el que se piense diferente parece ser una enfermedad contagiosa y de mucho peligro.

La supuesta inscripción de las empresas que aparecieron en el registro del SAT, más bien puede parecer una broma y ni siquiera divertida, pero a propósito del tema con Bartlett, casualmente surge esta condición con el propio presidente, es como para que todos hicieran la misma pregunta que Carlos Loret, ¿qué le debe? Porque le pone en charola de plata su capital social, tiene tanto, que bien puede darse ese lujo, ¿por qué no?

Pero si para el presidente, el director de CFE es inocente, pues lo es y ¡ya! punto, se acabó, y lo puede gritar a los cuatro vientos, porque no hay nada que pueda decir lo contrario, porque él es la ley, y lo deja bien claro.

 


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio