Tres años de Alfredo del Mazo Maza, el informe

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Tres años de Alfredo del Mazo Maza, el informe

Lunes, 26 Octubre 2020 00:14 Escrito por 
Diana Mancilla Álvarez Diana Mancilla Álvarez Sin Titubeos

Sin titubeos
Diana Mancilla Álvarez

Tres años de Alfredo del Mazo Maza, el informe

“Vamos avanzando”, dijo el nueve de octubre ante decenas de mujeres del sur del estado. El programa estrella de su administración, el Salario Rosa, llega ya a más de 300 mil mujeres de la entidad. Sí, las circunstancias han obligado a Alfredo Del Mazo Maza a ir de poco a poquito.

Esa mañana anunció que por fin van a llegar recursos para arreglar las maltrechas carreteras y caminos de 16 municipios de esta región. El gobierno del Estado de México sabe que la situación actual exige un compromiso de constante transformación que permita optimizar los recursos, garantizar los derechos de los sectores más vulnerables y proteger la economía estatal.

Hace tres años, el 15 de septiembre de 2017, Del Mazo reconocía que la situación actual exige un compromiso de constante transformación para optimizar la utilización de recursos, garantizar los derechos de los sectores más vulnerables y proteger la economía estatal. Nunca se imaginó que esas palabras serían una terrible y cruda realidad a lo largo de los tres años venideros.

Aquella mañana de viernes todo era fiesta. Había tomado protesta como gobernador del Estado de México, igual que su padre en 1981, y que su abuelo en 1945. Tres generaciones, tres Alfredo´s Del Mazo, tres representantes de una clase política que, luego de 75 años, lucha contra su desaparición.

Sus premoniciones fueron más allá en aquella ocasión. Admitió que “La pluralidad no es sinónimo de división, al contrario, es el camino para construir decisiones colectivas que reflejen las expectativas e incluyan los anhelos de todos. La división afecta la construcción del Estado de México que deseamos. Hoy es momento de que, más allá de nuestras diferencias de opinión, avancemos unidos y avancemos en paz”.

Sólo un año después tendría que poner en práctica esas expresiones cuando su partido, el Revolucionario Institucional, fue vapuleado en las elecciones federales y locales. Desde entonces ha tenido que hacer a un lado las diferencias de opinión e ideológicas no sólo para convivir con quienes piensan distinto, sino para cogobernar. El presidente de la República, el Congreso de la Unión, el Congreso Local y más de 50 municipios mexiquenses son controlados por la oposición más radical que jamás haya tenido el PRI. Así que ha tenido que avanzar en unidad con Morena, que ahora rige los destinos de este país.

Pero en 2017 eran otros tiempos, el PRI gobernaba en 83 de los 125 municipios y el país era gobernado por el mexiquense Enrique Peña Nieto; aun así, Alfredo Del Mazo apenas pudo ganar gracias a una afortunada coalición con los partidos Verde y Encuentro Social y los problemas para su naciente administración empezaron apenas cuatro días después de su toma de posesión. Ese mediodía del 19 de septiembre de 2017 se registró un terremoto de 7.1 grados de magnitud, con epicentro a 12 kilómetros de Axochiapan, Morelos. Hubo daños catastróficos en varios municipios mexiquenses, pero particularmente en 12: Amecameca, Ecatzingo, Atlautla, Ozumba, Tlalmanalco, Chalco, Tepetlixpa, Ocuilán, Malinalco, Tenancingo, Zumpahuacán, Joquicingo y Tenango del Valle.

La agenda del gobernador sufrió modificaciones que nunca pudieron regresar a su origen. Por si eso fuera poco, al año siguiente (2018) su partido sufrió la peor derrota jamás imaginada. Apenas ganó en 12 municipios, un solo distrito local con (Mercedes Colín Guadarrama, hoy secretaria del Campo) y tres federales. En Palacio Nacional se sentó Andrés Manuel López Obrador, con Morena atrás.

A principios de este año la detuvo casi todas las actividades. Durante varios meses el Estado de México se mantuvo en semáforo rojo y ahora estamos anclados en naranja. Parece que no hay fecha para avanzar por la nueva oleada de contagios que no han llegado a niveles alarmantes, pero nos mantienen detenidos.


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