¿Puede imaginarse al presidente acordar con la oposición?

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¿Puede imaginarse al presidente acordar con la oposición?

Domingo, 13 Diciembre 2020 00:03 Escrito por 
Alfredo Albíter González Alfredo Albíter González Lo bueno, lo malo y lo serio

Ante la inminente cargada del gobierno federal para apoyar a los candidatos del partido en el poder, Morena, los partidos opositores tradicionalmente rivales PAN, PRI y PRD se unirán en alianza para enfrentar los comicios electorales del próximo año.

Más estimulados por una gran cantidad de asociaciones, actores de diferentes instancias, y gran parte de la sociedad civil, los partidos antagónicos dieron cuenta de que: o se unen para competir en contra de Morena, pero, principalmente en contra del presidente Andrés López Obrador, para arrebatarle la mayoría en el Congreso de la Unión, o ya no habrá más oportunidad para evitar la destrucción de la democracia en México.

La idea planteada es interesante, porque representará un ejercicio impensado en el que se elegirán a los contendientes más representativos de cada región, para organizar unas elecciones que de principio, se notan desiguales ante un presidente negado a ceder un centímetro a la democracia.

López Obrador impugnó su “derecho” a intervenir en el proceso, siendo que eso es completamente ilegal; lo que antes le disgustó y que por esa condición se impulsaron reformas a la ley para evitar que el titular del ejecutivo y en general, servidores públicos pudieran tener la posibilidad de intervenir por obvias razones, ahora se monta en su macho y quiere hacerlo en favor de Morena, con el pretexto rancio de que quieren negarle su derecho a opinar.

De hecho, todo el circo montado a través de los años en los que insistió en una alianza perversa entre el PRI y el PAN, más a conveniencia de sacar provecho de esa presunta unión inventada por él mismo, y pensando, tal vez, en que al señalarlo se adelantaba a una descalificación de facto echando al mismo costal a sus principales enemigos, sin duda le favoreció; mientras que los aludidos ni siquiera lo intentarían. Pero ha sucedido lo impensable, sí, es verdad, la unión parece posible

Lo que dice el habitante del palacio, es lo que viene repitiendo hace muchos años, que entre los dos institutos políticos existía un pacto obscuro, lo que sazonaba como “la mafia del poder”, “neoliberales”, “conservadores”, “corruptos”, con lo que ha pretendido minimizar sus posibilidades de resurgimiento; feliz vociferaba “están moralmente derrotados”.

López Obrador montó un discurso alrededor de sus enemigos apoyado en una condición de pulcritud que presume como honestidad, y que nadie le ha podido demostrar lo contrario, según asegura. En una entrega anterior señalé que Carlos Salinas de Gortari es tan honesto como el tabasqueño dice ser; ¿la razón? Tampoco se le ha demostrado nada.

Encara el presidente todos los días a la prensa cuando se le pregunta sobre algún acto de corrupción que involucren a personajes de su círculo cercano o familiares, y aparentemente molesto determina; “no somos iguales”, pero en base a las evidencias que se le han plantado, el discurso termina por ser sólo palabras.

El presidente señala todos los días a sus antecesores como únicos culpables de lo que hoy se vive, principalmente a su preferido; Felipe Calderón, utilizando en exceso frases como “antes se hacía”, para presentarse como único posible salvador de aquél pasado negro de México. Pero el presidente ha sido incapaz de presentar avances significativos en política pública que le autoricen a presumir que los mexicanos se encuentran mejor, por lo que intenta asustar al electorado preguntando con insistencia ¿a poco quieren que todo sea como antes? Cuando en la realidad, todo no es igual y tiene razón; es peor, mucho peor que antes.

Sabe perfectamente López que ante la cercanía de las elecciones y la imposibilidad por tener muy poco por presumir, a pesar de las más de 500 apariciones en las mañanas, el pueblo tendrá mucho qué reclamar y poco que reconocer, no es lo mismo popularidad, que efectividad.

La popularidad que presume el presidente es amplia, y ¿cómo no va a serlo, si aparece a diario en todos los medios, los pagados y los que no lo son, y es dueño de la agenda nacional?. El problema es que el que sea popular no ayuda en nada para esperar un mejor mañana, el gobierno federal ha dado muestras de ser incompetente ante los problemas nacionales.

En el manejo de la pandemia el gobierno sale reprobado, a pesar de la comparación mezquina en la que se resuelve que hay otros peores, es sólo un intento mediocre por pretender distraer la mala forma en la que se dice se atendió una enfermedad que cobró más vidas de las que sería un escenario catastrófico.

Pero no es lo único en lo que ha fallado, la inseguridad le planta cara al mandatario con una realidad que prefiere no abordar, pero que le demuestra que todo el territorio mexicano es un inmenso campo santo, y de los demás problemas, el resultado es el mismo, pero es particularmente preocupante la pandemia.

Y ahora con el anuncio de Marcelo Ebrard con respecto de la llegada de la vacuna quieren colgarse una medalla, y con ello la 4t quiere hacer caravana con sombrero ajeno, porque despliega el gobierno federal un calendario casualmente muy ad hoc a las elecciones del año entrante.

Difícilmente se podrá contener al presidente, ha impulsado como costumbre, que obedecer la norma legal, no es lo suyo, y se peleará contra el INE, el Tribunal Electoral, contra los partidos y contra quien sea por reclamar un derecho que no le asiste, por ser la principal autoridad del país.

Es por lo que se puede asegurar que la coalición no la tendrá nada fácil, el tabasqueño con el privilegio que le dan sus apariciones mañaneras cargará en su contra con un ataque mediático y constante.

Así que la imaginación y el ingenio que utilicen los opositores al régimen para desvelar las mentiras que han cargado sobre las espaldas por mucho tiempo, será lo que pondrá a tono la contienda.

En las próximas elecciones se pondrá toda la carne al asador, porque con ella se definirá el futuro: continuará la destrucción de todo lo que se identifica como neoliberal con un congreso a modo, y por ende, la posible permanencia vitalicia en el poder de López, o habrá un dique del poder.

De ser así; será interesante observar el comportamiento de un reacio presidente a acordar, a escuchar, a gobernar para todos, para bajarse de su macho y entablar un enlace de comunicación ante la oposición y convencer de sus políticas, porque nunca será lo mismo imponer, que convencer.

Es ese el reto y la gran diferencia, obligar a las autoridades a ponerse de acuerdo en sacar las reformas que realmente beneficien a todos.

¿Se imagina usted al presidente bajarse del pedestal para ponerse de acuerdo con los opositores?


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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio