No hay delito que perseguir… nada pasará

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No hay delito que perseguir… nada pasará

Miércoles, 23 Febrero 2022 00:11 Escrito por 
Ricardo Joya Ricardo Joya La tribu entera

Se apagó el fuego y empieza a olvidarse, porque todos los escándalos mediáticos tienen “corta duración”, a menos que se detonen rutas jurídicas que pudieran significar un impacto más sólido. Los señalamientos del probable conflicto de interés por la llamada “casa gris” del hijo del presidente de la República, empezaron a diluirse. Ya no son tendencia.

Una vez más, la resistencia en la que se ha entrenado tantos años le ha permitido sortear el “tsunami”. Sí hubo un impacto en la popularidad del presidente y se calcula desde 8 y hasta 14 por ciento la caída en los niveles de “aprobación”; sin embargo, no ha sido suficiente para generar algún procedimiento legal que pudiera poner en riesgo su gestión. Ni ocurrirá ese procedimiento.

“Es una campaña mediática, porque nosotros tenemos una postura política y estamos enfrentando un bloque conservador, a una mafia del poder”, dijo el presidente en su mensaje mañanero de este martes y añadió: “Entonces ni siquiera es un asunto personal o periodístico. Es una disputa por la nación”.

Conocedores -él y su equipo- de la corta memoria que existe en México con relación a temas políticos, además de la presión que siempre se puede ejercer a los medios de comunicación desde la Presidencia de la República -cualquiera que sea el partido que gobierne-, el tema ha dejado de ocupar las primeras planas o los espacios centrales de los medios de comunicación.

Se mantienen algunas corrientes de opinión en las redes socio-digitales y quienes han mantenido una observación permanente del comportamiento presidencial, siguen recuperando comentarios del tema, pero legalmente nada ha ocurrido.

Hace una semana -en este mismo espacio- recordábamos lo que establece la Constitución Política de nuestro país con respecto al poder presidencial. El artículo 80 determina: “Se deposita el ejercicio del Supremo Poder Ejecutivo de la Unión en un solo individuo que se denominará ‘Presidente de los Estados Unidos Mexicanos’”. Y Andrés Manuel López Obrador -a diferencia de Vicente Fox Quesada, que logró la primera alternancia en la Presidencia de México- sí sabe para qué es el poder y conoce todo el margen de acción que tiene en este país. Lo ejerce a plenitud.

A pesar de su semblante que por momentos es de claro agotamiento, ha realizado giras de trabajo intensas por todo el país, porque sabe que el “contacto en tierra” con sus electores y con los sectores que le son fieles, le permite mantener niveles de aprobación suficientes para evitar que la oposición gane terreno.

De acuerdo con el presidente del Partido Acción Nacional en el Estado de México, Anuar Azar Figueroa -entrevistado hace una semana en la mesa de análisis “Reto 2023”, organizada por CEPLAN, que dirige Juan Carlos Villarreal- se prendieron las alertas al interior de Morena, porque perdieron terreno en las entidades donde se renovarán gubernaturas este año. Habrá que ver si esa tendencia continúa hasta el día de las elecciones.

Por lo pronto, entre contraataques, amenazas, simulación de llanto y errores de comunicación, el presidente López Obrador y su familia sortearon esta crisis y, nuevamente, aquí no pasa nada. Que la Fiscalía General de la República “investigue” el caso, no tendrá repercusiones e incluso hasta podría generar la exoneración pública para cerrar el capítulo, aunque el propio presidente ya dijo que su familia es inocente y que no hay delito que perseguir.

PERCEPCIÓN

El comportamiento de los “representantes populares” en la Legislatura estatal al retarse a golpes y mentarse la madre en el pleno, queramos o no, es una representación de lo que somos como sociedad: irascibles, poco reflexivos y bastante impulsivos. Estamos bien representados.


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Ricardo Joya

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