Retomando este particular, debo mencionar que la mayoría de las regulaciones que se están generando para las empresas y los trabajadores de plataformas (repartidores y choferes de aplicaciones) conllevan el distintivo o característica de solo medir el tiempo efectivo en que el trabajador realiza la entrega o viaje; sin embargo, esa misma situación y agregando el diseño, comportamiento y operación de los algoritmos, que son los que controlan el proceso en esta nueva forma de trabajo, generan disparidades en cuanto a la participación, puntuación e ingresos de los trabajadores.
Lo anterior, por supuesto, se refleja en la designación y cobertura que se les está dando; ya sea que, si cumplen cierto número de tareas, se les denomina trabajadores y, en el caso de que no alcancen los estándares, se les restan derechos y se les encasilla como trabajadores autónomos o independientes, con las consecuentes disminuciones de derechos y de acceso a la seguridad social, creando una disparidad que automáticamente nos lleva a ubicar trabajadores de primera y segunda categoría, lo que debe evitarse a toda costa.
Por lo ya mencionado, en algunos países de Europa se creó una herramienta que llaman “de intermediación de perfiles”, misma que tiene el objetivo de reducir los tiempos de inactividad y es una asistente virtual entre homólogos que permite asignar tareas de trabajadores con una puntuación alta a los que tienen puntuaciones bajas.
En otro aspecto también fundamental, durante los últimos años mucho se ha hablado de la rentabilidad de esta novedosa modalidad de trabajo y se han abordado tópicos como la vertiente fiscal, en la que me atrevo a decir, con conocimiento de causa, que al tener estas empresas transnacionales sus asentamientos en países con leyes laxas (paraísos fiscales), indudablemente esto aumenta sus márgenes de utilidad, lo que evidentemente refuerza la viabilidad del negocio.
Otros temas que también han sido puestos en la palestra y que deben considerarse en todo el marco legal que se está generando son la utilización de mano de obra y contratos flexibles desde que nacieron estas empresas de plataformas, lo que de igual forma potencializa los márgenes de utilidad al no cubrir prestaciones y beneficios económicos, especie que las leyes laborales de los países tienen contempladas y que hoy día, con el diseño de las regulaciones, se busca que se cumpla cabalmente con lo establecido.
De tal forma que, ligado al tema laboral, se requiere una definición clara de esquemas de recaudación de impuestos por parte de cada uno de los países, ya que no podemos pasar por alto que la aparición de estas nuevas formas de trabajo y la evolución tecnológica tendencialmente llevan consigo la desaparición de algunas actividades, y es por ello que se deben contemplar nuevas recaudaciones para cumplir con la cobertura de servicios demandados.
Así también, no podemos dejar de lado que el trabajo en plataformas digitales, como ha sucedido en todas las actividades que han nacido en el mundo laboral, traerá repercusiones en la seguridad y salud en el trabajo, debido a que se pudiera estar laborando en entornos inapropiados; por lo que la seguridad social deberá jugar un papel activo para cumplir su función en la detección y atención de estos casos.
Una situación medular en todo este entramado que se está creando y que por eso insisto en que, al ser esta modalidad de trabajo relativamente incipiente, la reforma debe considerarse como un punto de partida; debido a que seguramente estará en constante evolución y, de igual forma, irán apareciendo aspectos que no se tienen contemplados.
Especial atención debemos poner en la relación entre la seguridad social y los derechos colectivos, ya que una cuestión que coadyuva a la precarización del empleo es la individualización y la fragmentación del trabajo, porque impiden a la clase trabajadora expresarse de forma colectiva, obstaculizan la compartición de información y crean una asimetría de ella; de ahí la necesidad de que tanto los gobiernos como las instituciones de seguridad social y las representaciones de los trabajadores asuman una actitud proactiva y de avanzada a través del impulso a la organización de los trabajadores.
Dicha intervención de los gobiernos debe ser con una amplia visión, para tener respuestas ante los procesos de robotización y automatización como posibles efectos de disminución y supresión de empleos y, para enfrentar ello, plantear el diseño y utilización de herramientas que promuevan el desarrollo de las habilidades para el incremento de las capacidades de los trabajadores.
Digo lo anterior porque constantemente ubicamos a las tecnologías, incluidas las inteligencias artificiales, como el corazón de las actividades; cuando la visión correcta de estas es la potencialización y mejora del ser humano en la toma de decisiones. Como consecuencia, a la par de la ampliación y renovación de las competencias de los trabajadores, las instituciones de seguridad social deberán crear nuevos esquemas y adaptarse a los cambios que se vienen dando en el mundo del trabajo.
Por hoy nuevamente se nos agotó el espacio, la siguiente semana continuaremos con este asunto, saludos cordiales.
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