No conformes con haber organizado la elección más fraudulenta de la historia de nuestro cada vez más vapuleado país, el Instituto Nacional Electoral (INE) validó, en sesión celebrada el martes pasado, en una cuestionada y dividida votación de seis consejeros a favor y cinco en contra, la elección de la reforma judicial a modo de AMLO, Claudia Sheinbaum, Morena y la 4T, que tanto han defraudado a los más de 130 millones de mexicanos.
Recordemos que este fraude llamado reforma judicial, viciado de origen desde su perversa aprobación en septiembre del año pasado por la sobrerrepresentación proporcional inconstitucional en ambas Cámaras —otorgada por el INE y ratificada por el TEPJF un mes antes—, provocó que en el primer periodo ordinario de sesiones de las actuales legislaturas se aprobara que se llevara a cabo el primer domingo de junio, organizada por el sometido INE con un presupuesto de 8 mil millones de pesos, que pudieron servir para medio enderezar el sistema de salud de “Dinamarca” que legó el macuspano con su gobierno fallido, y que fueron a parar a la basura.
Los seis consejeros que votaron a favor de esta farsa fueron: la morenista Guadalupe Taddei Zavala, Jorge Montaño Ventura, Rita Bell López Vences, Norma Irene de la Cruz Magaña, Uuc-Kib Espadas Ancona y Carla Astrid Humphrey Jordán, quien inexplicablemente sufragó a favor cuando, en la elección presidencial del año pasado, explicó que hubo demasiadas anomalías en dicho proceso.
En fin, en sus conciencias (si es que tienen) quedará el haber validado el gran fraude fraguado desde “La Chingada”, rancho en donde habita el macuspano López Obrador, así como desde Palacio Nacional y desde las Cámaras de Diputados y de Senadores.
Los cinco consejeros electorales que votaron en contra y no validaron esta farsa fueron: Arturo Montaño Loza, quien propuso en sesión “no declarar la validez” de la elección; además de Martín Faz Mora, Beatriz Claudia Zavala Pérez, Dania Paola Ravel Cuevas y Jaime Rivera Velázquez, a quienes debemos reconocer su coherencia y rectitud.
A 21 días de haberse llevado a cabo dicha farsa electoral, que tiene nombre y apellido —AMLO, Poder Ejecutivo y Legislativo—, se obtuvo un pésimo desempeño de los comités de evaluación, porque permitieron que los requisitos —que fueron mínimos— no se revisaran a fondo, lo que ha derivado en una pugna interna en el INE, donde los consejeros están divididos y no saben de qué manera rectificarán este desaseo en los aspirantes a ocupar los distintos puestos en el Poder Judicial.
Los problemas en puerta son complejos, debido a que lo que los comités de evaluación pudieron hacer es diametralmente opuesto a lo que el Instituto Nacional Electoral puede hacer, ya que prácticamente están imposibilitados de corregirles la tarea a estos. Los seleccionadores debieron corroborar que los postulantes tuviesen promedio de 8 a nivel licenciatura y 9 en la materia sobre la que impartirán justicia.
Uno más permitía un margen de interpretación, aunque descartaba a decenas de candidatos, pero para su fortuna pasaron el filtro de buena reputación. En ambos casos, no se revisaron a fondo.
Por su parte, en un análisis a profundidad y certero, el consejero electoral del INE, Martín Faz, fue contundente en sus declaraciones y advirtió: “Los resultados de la elección del Poder Judicial demuestran que quienes integrarán la próxima Suprema Corte y el Tribunal Electoral ganaron por la inducción del voto a través de acordeones.”
Analizó que, a “ojo de buen cubero”, en las 84 mil 266 casillas instaladas el día de la elección, se comprobó que el voto no fue “libre ni auténtico”, y prosiguió: “Al sacar todas las combinaciones posibles, vemos que los resultados reflejan el efecto de los acordeones que se produjeron y se distribuyeron masivamente; sí hubo un impacto.”
Explicó que, en la sesión ordinaria del Consejo General del INE, los resultados reflejan de una manera nítida que solamente a través de una acción orquestada y sistemática se pudieron haber logrado dichos resultados, porque desde el punto de vista probabilístico no es posible.
Cabe mencionar que para esta fraudulenta elección judicial —que debería ser anulada— se realizaron 37 “modelos de acordeones”, y el INE detectó que el acordeón para la Suprema Corte que predominó tenía “casualmente” inscritos los números 03 (Lenia Batres), 08 (Jasmín Esquivel), 16 (Sara Irene Herrerías), 22 (Loretta Ortiz), 26 (Estela Ríos), 34 (Hugo Aguilar), 41 (Irving Espinosa), 43 (Giovanni Figueroa) y 48 (Rodrigo Guerrero); y, a final de cuentas, “ganaron”.
Una vez descargada la base de datos, se utilizó la herramienta llamada Tableau Prep Builder, con la que se identificó casilla por casilla a las personas del acordeón que obtuvieron el mayor número de votos, separando las candidaturas de mujeres y hombres, y dividiéndolos en segmentos por género.
En los casos en que empataron en número de sufragios, se les asignó el mismo lugar, recorriendo a las siguientes candidaturas. Se llevó a cabo un conteo al detalle por cada casilla, indicando cuántas veces fueron favorecidas las candidaturas del acordeón, en cuántas mesas de voto quedaron las nueve opciones, luego ocho, siete, y así sucesivamente.
Para sorpresa de todos, dicho programa arrojó que en 19 mil 336 casillas —el 22.95% de las 84 mil 266 instaladas—, las nueve candidaturas ganadoras eran las del acordeón. ¡Asombroso!
Mientras que en otras 10 mil 188 casillas —el 12%— estaban ocho de los nueve triunfadores; en 9 mil 282 —el 11.02%—, siete ministros ganadores; y en 13 mil 52 casillas más —el 15.49%—, seis ganadores. ¿Qué tal el gran fraude orquestado por Morena?
Mientras que, en la elección a ministros, en el 61.55% de las casillas obtuvieron el triunfo “contundentemente” seis de los nueve perfiles que llegaron a la Suprema Corte, promovidos por propaganda ilegal.
En Chiapas, el INE identificó cinco de nueve supuestos de inconsistencias en la elección a magistrados, entre ellas: casillas con más del 100% del listado y casillas con voto único para un candidato, las llamadas “casillas zapato”.
En el mismo estado de Chiapas se anuló el 70.9% a nivel nacional en la elección a magistrados; mientras que el 74.7% de los votos nulos también corresponden al mismo estado.
Martín Faz, de igual manera, aseguró que derivado de un análisis estadístico detectó patrones inusuales que indican una acción orquestada que favoreció a los candidatos que “casualmente” salieron victoriosos.
Este comportamiento se registró en 14 estados de la república mexicana y en 11 más los triunfadores fueron casi los mismos.
El voto inducido se hace más evidente al determinar en cuántas casillas ganó cada uno de los aspirantes. Ejemplos claros son los de Hugo Aguilar, que ocupó el primer sitio con 90.12% de las mesas receptoras —es decir, en 75 mil 941—; por su parte, Lenia Batres ocupó la primera posición en el bloque de mujeres en 58 mil 948 casillas, con el 69.96%.
Martín Faz Mora abundó: “Este dato es todavía más impactante, porque la probabilidad de que el 90% aparezca en primer lugar él mismo es, probabilísticamente hablando, muy extraño, inverosímil.”
De acuerdo con el sistema, debido a que eran nueve posiciones y 64 candidatos, existían 7 mil millones de combinaciones posibles, pero predominaron cuatro.
Faz Mora comparó los resultados con el Melate, ya que recordó que es imposible que el 51% de las personas le hayan atinado al ganador y el otro 38% le acertaran al segundo y tercer premio.
Ahondó y citó: “Ya tenemos el 90% de personas que le atinaron al Melate. Esto es probabilísticamente imposible. La combinación crece porque podías dejar en blanco los cuadros; además, acá tienes infinitamente una cantidad superior de combinaciones que las que tiene el Melate.”
Añadió que, de la manera en que votó la ciudadanía, pareciera que votaron por planillas, más no por candidatos individuales. El consejero Martín Faz expresó: “Es inverosímil que en la mitad de casillas se haya votado por los cinco ganadores absolutos.”
Así pues, quedó demostrado que la elección del Poder Judicial es el fraude más grande e inaudito de la historia de nuestro país. Es innegable, y fue orquestado y organizado por los poderes Ejecutivo, Legislativo, Morena y la autollamada cuarta transformación.
En dicha elección, el INE se sometió a las órdenes que le dictaron los morenistas, desde que fue aprobada la reforma en septiembre del año pasado, en la que el Instituto no procuró ni garantizó que el voto haya sido libre y secreto. En el proceso hubo clientelismo, compra y coacción del voto; además, los principios rectores del INE —que son certeza, legalidad, independencia, imparcialidad y objetividad— fueron los grandes ausentes durante la organización, el desarrollo del proceso y el día de la votación, violando flagrantemente nuestra Carta Magna.
Posteriormente, validó la elección del Poder Judicial con una controvertida votación de seis sufragios a favor por cinco en contra, por lo que debería anularse sin discusión ni controversia dicho proceso, que quedará en los anales de la historia de nuestro vapuleado país como el máximo fraude fraguado desde y por el gobierno en turno. Vergonzoso e indignante.
Por su parte, y con gran cinismo, la “lideresa” de Morena, María Luisa Alcalde Luján, se atrevió a declarar que “el pueblo ya decidió”, refiriéndose a la paupérrima votación y al rotundo fracaso de la elección judicial, en la que solamente salieron a sufragar 13 millones de ciudadanos de un padrón de 100 millones.
Es increíble escucharla con su acervada ignorancia política, repleta de mitomanía, decir que el pueblo sí salió a votar el pasado primero de junio para “validar” la fraudulenta elección judicial. Ni los propios morenistas salieron a sufragar, dando paso al abstencionismo, porque los únicos “satisfechos” fueron ellos mismos. Pero mienten, porque esperaban un mínimo de 20 millones de acarreados —digo— de simpatizantes guindas.
Por supuesto que vendrán denuncias y demandas de organismos nacionales e internacionales por haber validado el gran fraude de la Reforma Judicial, en la que el “pueblo bueno y sabio” no salió a votar, por el simple hecho de darse cuenta de que iban a legitimar una farsa del tamaño de nuestro territorio nacional.
SIN ASPAVIENTOS… Los predicadores de la austeridad republicana y de la pobreza franciscana, llamados morenistas y cuatroteístas, altos funcionarios del régimen de Claudia Sheinbaum, han comprado propiedades de lujo, así como joyas y arte. Son desde secretarios de despacho como el general Ricardo Trevilla Trejo (Defensa Nacional), Mario Delgado (Educación Pública), Raquel Buenrostro (Anticorrupción y Buen Gobierno) y Jabnely Maldonado Meza, directora del Fovissste, que poseen bienes que oscilan entre los 4 y 14 millones de pesos, además de donaciones millonarias sin transparencia, según sus declaraciones patrimoniales actualizadas.
Tienen en su haber adquisiciones de casas, departamentos, joyas y arte por cantidades millonarias, que no son acordes a su autollamada izquierda. Recordemos que estos “izquierdosos” piensan como Carlos Marx, pero quieren y anhelan vivir como Carlos Slim. Y mientras tanto: que el pueblo bueno, se joda…