Sociedad en estado disociativo
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Publicado en Opinión

Sociedad en estado disociativo

Jueves, 31 Julio 2025 00:00 Escrito por 
Palabras al viento Palabras al viento Juan Carlos Núñez

Hace unos días vi la película de Netflix Harta (Straw). La historia ofrece un potente caso de estudio que ilustra la disociación psicológica como respuesta a la adversidad extrema. Esta experiencia personal sirve como metáfora elocuente de una experiencia colectiva.

La protagonista es Yanaya, una madre soltera que lucha incansablemente contra un cúmulo abrumador de desafíos. El filme profundiza en los retos que millones de madres solteras enfrentan a causa de la precariedad laboral, la falta de seguridad social y la ausencia de una red de apoyo.

Como la protagonista de Harta, que se desconecta de una realidad insoportable, los mexicanos hemos desarrollado nuestra propia forma de disociación colectiva. Bombardeados por una crisis tras otra, hemos aprendido a desconectarnos emocionalmente de la política, generando una peligrosa apatía que amenaza los cimientos de nuestra democracia.

La “disociación” puede entenderse de forma sencilla como un mecanismo de escape mental: una “desconexión” o “separación” de la experiencia consciente, como pensamientos, sentimientos, recuerdos, la propia identidad o la percepción de la realidad. Este trastorno se caracteriza por una sensación persistente o recurrente de desapego. La despersonalización implica sentirse separado de los propios procesos mentales o del cuerpo.

También existe el concepto de “desrealización”, que se refiere a la sensación de que el entorno o las otras personas son irreales, “nebulosas” o como si estuvieran en un sueño. En términos sociales, un individuo puede disociarse para protegerse de un trauma insoportable. Una sociedad expuesta a un estrés crónico y abrumador puede desarrollar respuestas colectivas análogas a la disociación, que se manifiestan en fatiga, desafección por la política y una percepción distorsionada de la realidad.

La sociedad mexicana muestra signos de un agotamiento colectivo que se traduce en una profunda apatía política, caracterizada por una indiferencia o rechazo generalizado hacia la política. Se manifiesta en la falta de interés por los eventos políticos, las reuniones públicas e incluso el mismo acto de votar. Esta apatía no es una simple falta de interés, sino un estado emocional prevalente que se vincula directamente con la falta de respuesta a los repetidos requerimientos de la comunidad. Esta situación ha generado una aguda falta de credibilidad en todos los órdenes de la vida pública, incluida la política.

Cuando los individuos son bombardeados constantemente con estímulos negativos y abrumadores —como la inseguridad crónica, la corrupción sistémica o el estancamiento económico— se produce un “cierre psíquico colectivo”. Este concepto, observado en sobrevivientes de trauma, describe un mecanismo de defensa en el que todos los sentimientos cesan, al menos en la superficie, debido a la imposibilidad de existir mientras se experimenta el terror. Esto provoca que esos individuos se distancien psicológicamente de los problemas abrumadores y aparentemente irresolubles, y se reduzca la acción colectiva.

Actualmente, México se caracteriza por una política de conflicto que ha eliminado activamente la posibilidad de cooperación entre las fuerzas políticas, dañando componentes esenciales del sistema democrático. Una preocupación crítica es la simulación peligrosa de que somos una República, sin serlo. En el país se acumula un estrés sociopolítico severo, con un efecto crónico que puede inducir respuestas colectivas análogas a los síntomas disociativos, por ejemplo:

  • Desapego emocional / apatía: Se observa un cierre psíquico colectivo que provoca indiferencia y falta de respuesta ante las abrumadoras realidades políticas y sociales que antes generaban reacciones fuertes.
  • Negación de la realidad / desrealización: Disminución colectiva de la realidad objetiva; las narrativas oficiales son objeto de desconfianza, y el mundo se percibe cada vez más irreal o distorsionado debido a información contradictoria.
  • Pérdida del sentido de identidad colectiva / eficacia: Se produce una disminución del sentido de agencia colectiva y una difuminación de la identidad democrática de la nación debido a la erosión de las instituciones y la concentración del poder.
  • Amnesia social colectiva: Se observa una tendencia a olvidar o minimizar traumas pasados, fallas sistémicas o lecciones históricas.

Hoy, los mexicanos necesitamos sistemas de apoyo y estrategias de afrontamiento saludables para superar estos estados disociativos. Reconocer nuestra disociación colectiva es el primer paso para superarla. Las sociedades requieren instituciones democráticas robustas y transparentes, entornos económicos estables y espacios genuinos de diálogo y participación. Estos elementos son cruciales para superar el trauma colectivo, fomentar la cohesión social y permitir un compromiso cívico saludable.

El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por el ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.

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Juan Carlos Núñez

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