CAMBIO, ANTIVALORES Y RESPONSABILIDAD
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Publicado en Opinión

CAMBIO, ANTIVALORES Y RESPONSABILIDAD

Jueves, 11 Septiembre 2025 00:41 Escrito por 
Agenda Sindical Agenda Sindical Carlos Carral

Recientemente entendí la diferencia entre valor y antivalor. Cuando una persona me hablaba de que en los tiempos actuales (caracterizados por una descomposición social evidente, marcada por la presencia abierta de la delincuencia organizada) no hay ningún tipo de valor, mi respuesta siempre era la misma: son estos los valores de nuestra sociedad, los del tener, sin importar si es de manera legítima o ilegítima, los del agandalle sobre los demás y los de la tranza normalizada como única posibilidad para avanzar.

Estas ideas en torno a la filosofía de vivir como rico aunque sea por un momento y no vivir toda la vida en medio de la pobreza, son la base de una visión que facilita que, sobre todo los jóvenes, se involucren en esta cotidianidad de descomposición del tejido social; aunque esta visión de mundo, no se pueden tener como un sistema de valores, pues para serlo, de deben aceptar en los demás y en nosotros mismos, los efectos de esas ideas que ejercemos, protegemos y reproducimos con nuestras acciones y práctica individual.

Allí estaba precisamente mi error; quien secuestra, no quiere que le secuestren a ningún familiar; quien roba, no quiere ser robado; quien extorsiona no quiere serlo, así es que los ideales detrás de las acciones que muchas personas están dispuestas a llevar a cabo en su vida diaria, no son sino antivalores, donde sus ejecutantes ven con cierto grado de justicia el perpetrarlos, pero sin aceptar que se materialicen sobre ellos y los suyos.

Precisamente en este momento en que vivimos, se nos ha vendido la idea de cambio y la idea del culto a la idea de que es un tercero, el que nos sacará avante en nuestras necesidades y problemas, sin resolver a nivel ideológico o educativo -para que no suene tan fuerte-, que somos nosotros los principales responsables de cualquier situación que se presente en nuestra vida diaria, llámese de naturaleza económica, sentimental, laboral o cualquier otra, una responsabilidad que casi nadie queremos asumir, ya que de entrada, es bastante dolorosa y cruda.

La idea de cambio en la que gran parte de la población cree en estos momentos, es sólo de cambio en los beneficiarios de las prácticas que dicen detestar, es decir, nadie quiere orden; realmente lo que aceptamos como cambio bajo la óptica de los antivalores, es que seamos nosotros ahora quienes nos beneficiemos, de las medidas y decisiones que antes, según el discurso oficial, eran tomadas para el beneficio de otros que no eramos nosotros.

El cambio implica orden y aunque suene romántico, es un orden que debemos empujar primero sobre nosotros, esa es la puerta para el verdadero cambio, sumado también con la responsabilidad sobre nosotros mismos, una combinación perfecta para poder hablar y aspirar a una realidad justa, equitativa, pero sobre todo pacífica.

Cuando no estamos en esta sintonía, reclamamos a nuestro favor beneficios, sin importar si son viables o posibles, y sin pensar si el que se me otorguen afecta a otros y peor aún, sin pensar cuál será el efecto en el futuro de estos, de ahí el fracaso de las políticas clientelares implementadas en nuestro por todos los gobiernos, donde la gente encuentra como argumento de escape para no analizar las implicaciones en lo que recibe como aparente ayuda, que ahora se les dan esos apoyos y que antes no se le daban, porque en el pasado se robaban el dinero, sin parir de una verdad: en esta realidad nadie regala nada, todo tiene un costo, que no necesariamente se cuantifica en términos monetarios.

Hoy cambio es que le quiten los privilegios a otros para que me los den a mí, de hecho la justificación, como ya lo dijimos, es que lo merezco porque otros tienen -hasta- más beneficios que yo, así es que lo merezco, pero aunque lo neguemos, esos beneficios que reclamamos para nosotros, son algo incorrecto y signo distintivo de esta sociedad de la cultura del agandalle.

A nadie nos gusta el orden, pero ese es el único camino para recomponer el tejido social, un orden al que nos han hecho renunciar con el pretexto de la libertad, que realmente se ha convertido en el balazo que como sociedad, nos hemos dado en el pie con gusto, optimismo y hasta orgullo. No sabemos lo que es la libertad y cómo utilizarla con responsabilidad.

ADDENDA

1. A PROPÓSITO DEL CAMBIO, LA RESPONSABILIDAD Y LA EXPLOSIÓN DE LA PILA DE GAS EN LA CALZADA IGNACIO ZARAGOZA

La realidad nos da la razón. Resulta que después del lamentable hecho, en el que explotó una pipa de gas en plena Calzada Ignacio Zaragoza, en la Ciudad de México, se filtró la noticia, de que la empresa dueña de la unidad, no tiene un seguro vigente.

¿Por qué no tiene su póliza de seguro vigente esa empresa?, ¿lo olvidaron? Por supuesto que si la empresa no cuenta con seguro, es como siempre, tratando de ganar más dinero, a partir de evadir su obligaciones legales, para prestar el servicio de transportación de sustancias peligrosas, como el gas. Otra más de la cultura del agandalle.

2. SOBRE EL HUACHICOL FISCAL

Otra raya al tigre. Los individuos de hoy no tenemos límite en nuestro culto por lo material; estamos dispuestos a hacer lo que sea para tener, porque en esta sociedad lo importante es tener, sin importar si se obtiene de manera legal o ilegal.

En el gobierno, como nuevo PRI, van ya cuando menos 6 muertos involucrados en esta cadena de actos de corrupción, conocidas como el caso del “huachicol fiscal”, muertes que extrañamente se han generado una tras otra, como ocurría en los mejores tiempos del viejo PRI. Definitivamente a gozar de lo votado; cada pueblo tiene el gobierno que se merece.

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Abogado Postulante y miembro de la Escuela para la Formación Política y Sindical A.C.

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Carlos Carral

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